Índice del documento Convivencia y conflicto en un centro educativo


Conflicto y convivencia en un centro educativo
Concejo Educativo de Castilla y León - Junio 2001

Apartado III
Convivencia frente a disciplina

 

1.-Principios de partida

Generalizar la situación que en la introducción se describe nos llevaría a planteamientos como los que siguen:

El aprendizaje no es un proceso aséptico e impersonal que se da sólo en los centros educativos. Ni es un proceso que funcione aparte de la persona, o algo individual. Por eso no podemos olvidarnos de que cada alumno y alumna tiene vida a su alrededor Tampoco podemos dejar de tener en cuenta a la persona y su desarrollo emocional, ni podemos hablar de aprendizaje sin incluir al grupo y la convivencia en él. Refiriéndonos al último apartado que es del que trata este documento, la convivencia y las relaciones intergrupales y personales son aspectos que van irremediablemente unidos al proceso de aprendizaje. No podemos desligar ambas cosas, siempre estarán en relación para entorpecerse o para apoyarse; incluso se podría decir que lograr un buen clima de convivencia, hacer  que todo el mundo esté a gusto, en las aulas y centros es un problema anterior a otros aprendizaje pues lo van a facilitar o impedir.

Aprender a convivir y relacionarse formaría parte del aprendizaje. Hablar de convivencia, relaciones, supone tener en cuenta, por una parte una serie de habilidades y procedimientos a desarrollar y, por otra incluir una serie de  valores como aspectos del contenido a enseñar y aprender. Desde esta perspectiva resulta por tanto absurdo eliminar el desarrollo de valores en la propuesta de contenidos como se ha hecho desde la administración recientemente en los cambios de currículo.

Para afrontar el aprendizaje de la convivencia resulta imprescindible pensar en el conflicto como algo inevitable y necesario. Si, de esta forma, conseguimos tener una visión positiva del mismo, es posible que podamos trabajar con él y aprovechar la oportunidad educativa que nos brinda.

Por ello es importante, desde una perspectiva real de educación básica, tener un plan de convivencia de centro con las pautas antes marcadas, saber analizar nuestros conflictos y marcarnos una estrategia que ponga en práctica dicho plan.

2.- Pautas generales

Tal y como se recoge en el epígrafe anterior, la conflictividad entre personas en un centro educativo, puede abordarse de dos formas que podrían llamarse, utilizando términos clínicos: “curativa” y “preventiva”. Siguiendo el primer método estaremos hablando de disciplina  como principal instrumento de evitar el conflicto. Por la segunda será la convivencia la principal herramienta. En este documento se apuesta por la segunda forma y a ella responden las siguientes pautas de actuación

2.a.- Democracia en el centro y el aula

El aula democrática es una alternativa que favorece la convivencia. Para ello se hace necesario ir definiendo y concretando qué entendemos por ello y las consecuencias que puede tener en las relaciones que crea entre el alumnado y alumnado-profesorado.

Para que exista un aula democrática se deben dar dos condiciones: que se dé la participación y que se  acoja a todo el alumnado en base a una igualdad de derechos (como personas y como estudiantes). El estilo de participación del que hablamos debe asegurar, por tanto, que abarca y educa a todo el alumnado. Sólo así se favorecerá que todo él intervenga y el aula y el centro se configure según su perfil.

Entendemos la participación en una doble vertiente: como principio que debe existir en las escuelas y centros de aprendizaje, pero también como un ámbito de aprendizaje dirigido a la intervención y contribución futura del alumnado a una sociedad realmente democrática. La participación puede educarse de varias formas:

§       Desde el ámbito curricular, señalarlo como objetivo educativo explícito hará que el alumnado viva situaciones de participación democrática. Vivenciarlo le posibilitará más fácilmente llegar a ser ciudadano o ciudadana demócrata. Marcar este objetivo supondría múltiples derivaciones, desde la definición de capacidades concretas que el alumnado debe obtener, hasta la definición de una educación en valores (entendidos como un horizonte hacia donde caminar y no como una definición de algo que nunca se lleva a cabo).

§        Desde el "Ámbito institucional”. La organización de un centro debe ir acorde con este principio, desde el estilo de dirección del centro hasta, más específico, el establecimiento de las normas de convivencia, pues la adopción de un modelo disciplinario u otro  va a ser un reflejo del tipo de norma social que reforzamos.

§       Desde el ámbito personal . A través de lo que transmite el profesorado. Estará muy relacionado con el estilo, carácter o  personalidad del mismo y con su posicionamiento ante la vida (opinión, implicación...). El profesor o profesora al que el alumnado ve como un “modelo implicado”, transmitirá- enseñará lo positivo de actuar en colectivo e inserto en la sociedad. Desde esta perspectiva tendríamos que ser conscientes del currículum oculto reflexionando y dándonos cuenta de lo que realmente estamos poniendo en práctica en el aula. 

2. b.- Generar un trato positivo y de aprendizaje entre iguales

Las relaciones en el centro y el aula son múltiples. No podemos restringir ni a estas ni al aprendizaje a la relación dual profesor/a –alumno/a. La educación es un hecho colectivo y su riqueza puede estar en esa variedad de relaciones y aprendizajes mutuos.

Generar un trato positivo, pasa por conocer la variedad de circunstancias que se vivencian. Algunas son situaciones de partida, más generales, como por ejemplo la edad: si estamos en la preadolescencia o la adolescencia , si estamos en una infancia temprana o cerca de una nueva etapa evolutiva. También deberemos observar si nuestro grupo está formado por un conjunto de pautas de comportamiento muy diferentes o semejantes, si el alumnado es o no todavía muy influenciable o van teniendo su personalidad más definida, si tienden a participar siempre las mismas personas o no, etc.

Otras pueden crear desigualdad, como el género o la cultura. Aun así en el aula y el centro, habrá que enfrentarlas como cuestiones que afectan a la persona.

También evitar o combatir situaciones como las siguientes, forma parte del aprendizaje entre iguales:

Alumnado agredido (insultado...) por otros compañeros. Pueden hacerlo con mayor intensidad fuera del aula (centro y calle), y en ese caso, nos pasará más desapercibido.

Los roles en el aula. En muchas ocasiones nos encontramos con que siempre hablan o participan las mismas personas, o se anulan las opiniones distintas

La existencia de personas marginadas.

No partir de que las personas somos diversas.

Ignorar por norma a las personas que tienen más dificultades.

Por último habrá que tener en cuenta también otros factores externos o que “rodean” al alumnado: familiares, ambientales, etc. Con ellos sabremos algo de sus relaciones externas, la forma de relacionarse fuera, etc.

A partir de ahí la definición y puesta en marcha en el aula y centro del tipo de convivencia y relación que se pretende será un aspectos crucial para lograr una buena convivencia y formas positivas de resolución de conflictos personales.  

2.c.- Uso del diálogo como elemento de comunicación

Nuestra práctica debe estar basada en el diálogo. Detrás de este principio se esconden bastantes aspectos a tener en cuenta en la práctica: saberse poner en situación de ..., comprometerse a... , etc.

Trabajar desde el diálogo necesita de una doble acción:

- desarrollo de una actitud determinada “de apertura”, de adquisición de compromiso, etc.

- un aprendizaje en habilidades sociales, como por ejemplo saber defender una postura, la deliberación, etc.

2.d.- Perseguir la autonomía individual y organización del grupo

Adecuándose a las diferentes etapas, debe avanzarse hacia la participación, hacia el compromiso y la responsabilidad pero con el objetivo general de lograr la autonomía. Esta responsabilidad es individual y colectiva y poner el acento en acento la cooperación de personas y no en la competitividad. Más allá de la autonomía individual, la autonomía de grupo supone una mayor capacidad de desenvolvimiento, pero unida a la de relación y sentimiento cooperativo.

2.e.- Atender la diversidad de personas y situaciones

Procurar un buen clima de convivencia, supone tener en cuenta el estilo personal y el de aprendizaje y de relación de todo el alumnado, así como las condiciones en las que se desenvuelve fuera del centro educativo.

Dando un paso más allá debemos pensar en la convivencia ciudadana y no únicamente en términos académicos. Así, esta atención a la diversidad se convierte en un elemento de aprendizaje por el que el alumnado llegue a tener en cuenta la diversidad de personas y situaciones que le rodean.

Según lo anterior, y como en otros aspectos relacionados con la convivencia y la participación, la atención a la diversidad es a la vez un condición necesaria para facilitar un buen clima de aula y una buena convivencia, pero también un fin educativo.


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