Índice del documento Convivencia y conflicto en un centro educativo


Conflicto y convivencia en un centro educativo
Concejo Educativo de Castilla y León - Junio 2001

Apartado VI (y último)
Las personas: sentimientos y emociones

 

1.- Justificación de una necesidad

Los sentimientos son una parte de la personalidad que afecta tanto a alumnado como a profesorado en todo su quehacer. Resulta evidente que en la relación y la convivencia en los centros educativos, va a ser un factor decisivo el grado de madurez y las diferentes formas de enfocar y controlar nuestras emociones y sentimientos. No se van a resolver igual los conflictos personales funcionando por impulsos o tratando de buscar causas a las emociones, sintiéndose por encima la otra persona o sintiendo con ella, enfrentando el problema  o “huyendo” del mismo para salir de la situación a costa de lo que sea.

Surgen así una serie de cuestiones a responder: saber qué grado de madurez emocional tiene nuestro alumnado y el mismo profesorado, plantearse si el control de los sentimientos y las emociones son un ámbito a desarrollar o no y si la educación sentimental es para todo el alumnado o se debe utilizar como “terapia”para quien dé problemas (o en el mejor de los casos en quien los sufra).

Si es verdad, como se admite, que un buen grado de madurez emocional y sentimental favorece el éxito escolar (y posteriormente laboral y “vital”) deberemos admitir que debe ser un ámbito a educar en las etapas básicas dedicadas a formar a todo la ciudadanía. Es decir, si como se ha dicho, los sentimientos son una parte de la personalidad del alumnado y el profesorado en todo su quehacer, también habrá que tenerlos en cuenta cuando hablemos de enseñar o aprender.

En resumen, el desarrollo y la madurez emocional es, por una parte, una condición para la buena relación y convivencia así como para afrontar en buenas condiciones el aprendizaje y, por otra, un objetivo educativo para la futura ciudadanía.

El trabajo a hacer, dada su dificultad, debe tener un doble vertiente. Es verdad que, por un lado, debe existir una “voluntad institucional” de potenciar este ámbito educativo, pero, por otro, debe existir una labor de cada uno y cada una que facilite su trabajo y la  introducción en el futuro del tema (sin esto segundo lo primero sería inútil)

2.- Dificultades para  llevarla a cabo

La educación sentimental y emocional tiene una serie de dificultades importantes para que llegue a ser un ámbito a incluir dentro, al menos, de las etapas básicas. Algunas podrían ser:

2.a.- Desde la política educativa que actualmente tenemos se intenta transmitir que se pierden contenidos. Para ello, incluso se malinterpretan resultados de estudios llevados a cabo por INCIE, sacando conclusiones falsas que favorecen su postura, creando ideas erróneas sobre el actual sistema y potenciando objetivos que van a favorecer propuestas conservadoras y, de paso, a la empresa educativa privada con la que concuerdan plenamente.

Queramos o no este “ambiente” creado acaba transmitiendo al profesorado un sentimiento de culpa. La consecuencia es que se desprecian otros contenidos que no sean conceptuales. Es decir, con este tipo de política se logra, entre otras cosas, que el planteamiento de educación sentimental y de las emociones, por ejemplo, quede fuera de lugar.

Aunque se admite, según se ha dicho, y de una forma muy generalizada que la respuesta educativa del alumnado depende de la madurez emocional, no se educan los aspectos sentimental y emocionales de la persona. Por el contrario, ahora más que antes, se relegan. Parece como si la “madurez emocional” de cada alumno o alumna tuviera que darse de forma natural y espontánea como requisito previo para tener éxito escolar. Es fácilmente asumible que el desarrollo emocional de la familia implica el desarrollo emocional del alumnado. Por tanto el alumno o alumna procedente de familias más desestructuradas, con una relación emocional más impulsiva y descontrolada, tiene muchas más posibilidades de acabar sufriendo fracaso escolar si es que la escuela no asume su papel de coeducadora también en este terreno. Aunque este tipo de familia y ambiente puede darse en cualquier capa social, las posibilidades no están repartidas por igual. Como es fácil suponer, en las capas sociales de menor nivel socioeconómico y cultural  habrá más posibilidades de encontrar. Así la exclusión de éste ámbito en la escuela supone un nuevo camino de creación de desigualdad.

2.b.-La educación de sentimientos y emociones es un ámbito educativo a desarrollar en todo el alumnado y no debe ser utilizado como “terapia” para quien dé problemas, como se hace en ocasiones. Usándolo de esta forma, por una parte, se haría hincapié en el sentimiento como algo negativo en las personas. Por otra, además, se referiría sólo o algunas personas que fracasan escolarmente, pero no a quien tiene éxito escolar, aunque se acerque al “analfabetismo emocional” : persona competitiva, poco solidaria, que no sepa reconocer sus propias emociones, etc.

2.c.- En las universidades no se está dando una formación en este ámbito lo que hace que quienes entren de nuevo en las aulas no lo consideren importante o, en todo caso, se encuentren en una situación de inseguridad para llevarlo a cabo.

2.d.- Existe un factor de “perfil generacional” relacionado con las variables sociales existentes en cada época. Desde ese punto de vista, y teniendo en cuenta los valores sociales que imperan, resulta más difícil hoy que antes introducir una formación de las emociones, la cooperación etc, incluso desde la misma predisposición de gran parte del profesorado que debiera impartirla.

3.- Sentimientos- desarrollo emocional y trabajo en el aula

Puesto que los sentimientos y las emociones son aspectos que afectan tanto a alumnado como a profesorado, habrá que explicitarlas, es decir, enumerar y describir aquellos y aquellas que más nos afecten, saber la forma en que lo hacen y hacia donde queremos caminar en este ámbito

3.  3.a.- La educación y los sentimientos

En el aula podríamos partir de la aceptación de la situación personal, pero no quedarnos ahí y reconocer que los sentimientos y las emociones deben educarse. Hacerlo, requiere tener como objetivo el estar a gusto, procurando los cambios que lo favorezcan, pero de forma “profunda”. Una forma de estar a gusto, “profunda”y personal, implica, a veces no estarlo de forma inmediata y procurar cambios en el alumno o alumna a largo plazo en la forma de afrontar las emociones.

En dicho proceso de educación de sentimientos y emociones se tendría en cuenta:

- La educación del sentimiento es, por una parte, un ámbito singular a educar unido a aspectos concretos del desarrollo de la persona, como por ejemplo a las relaciones sexuales. Pero, además, podría integrarse dentro del contenido, de la actividad desarrollada en el aula, y, también, en la relación con los demás.

- Habría que estudiar qué relación existe entre la educación sentimental y la futura implicación ciudadana.

- Es imprescindible favorecer la educación sentimental y el desarrollo emocional en toda la población teniendo en cuenta las diferencias que existen Un ejemplo sería la que se da a la hora de abordar conflictos y problemáticas entre chicos-chicas.

- El desarrollo emocional del alumnado no podremos desligarlo de los ámbitos que rodean a éste, como la familia (que deberemos incluir en la perspectiva de trabajo a llevar a cabo)

- Diferenciar sentimiento positivo y “moralina”. Para ello habrá que objetivar y analizar también los sentimientos y el papel que juegan.

- Los sentimientos son algo manipulable en muchas ocasiones. Cómo se hace, incluso a partir de una información aparentemente aséptica, será un aspecto a enseñar al alumnado

3.b.- Para actuar

Tal y cómo se dice al comienzo de este apartado resulta importante saber qué sentimientos nos están afectando más para reconocer las dinámicas que se crean en el aula , actuando a partir de ellos. Algunos de los que, con carácter negativo, pueden ser más frecuentes tanto en alumnado como en profesorado hoy en día (aunque quizá con origen y consecuencias diferentes ) son los sentimientos de:

- Derrota.

- Desinterés (“no me motiva”)

- Supuesta superioridad de la postura personal ( “los demás tiene la culpa”)

- Miedo a enfrentar el conflicto en el momento que se produce( o se demuestra) más bien tenencia a “salvar la situación”

- Miedo a lo nuevo por la inestabilidad que nos puede producir

4.- Aspectos relacionados con el desarrollo emocional

Al abordar una educación sentimental y desarrollo emocional en el aula y el centro no debemos olvidar dos factores que son importantes y van a ser determinantes en el grado de consecución que logremos:

- la propia idea de las personas que entran en relación y van a marcar un estilo o clima de convivencia (autoestima), y

- la forma de establecer las relaciones entre ellas.

Se incluye en el documento una pequeña referencia de cómo encuadrar la primera y de la importancia de las relaciones entre iguales.

4.a.- Autoestima

Resulta evidente que la autoestima con que cada persona enfrente las situaciones, la visión que la misma persona tenga de sí misma será un elemento esencial para saber qué va a sentir, en principio, y, como consecuencia, qué tipo de relaciones va establecer y cómo contribuirá a la creación de un determinado clima de convivencia.

Para trabajarla es necesario tener en cuenta una serie de aspectos:

1º.- Aclarar qué se entiende por autoestima. Muchas veces se liga a una forma de comportamiento (persona apocada, incapaz de establecer ninguna relación...) y no siempre es así. En ocasiones es lo contrario: tapa su carencia mediante una forma “agresiva” de comportamiento. Podríamos decir que una persona con una buena autoestima es aquella que sabe valorar sus méritos y potencialidades dentro de la realidad asumiendo sus deficiencias como algo a mejorar y considerándose al mismo nivel que el resto de las personas en la relación..

2º.- A veces se la confunde con un valor socialmente imperante y se liga una alta autoestima a alto nivel de “competitividad”

3º.- Para desarrollarla en el alumnado, por tanto,

- Tiene que estar encajada con otros valores, en concreto con el de colaboración y tolerancia.

- No puede potenciarse basada en la búsqueda exclusiva del éxito personal.

- Habrá que tener en cuenta los aspectos en los que a la persona necesita todavía “avanzar” junto con aquellos otros a valorar positivamente.

4º.- En algunas ocasiones no se la considera una cuestión importante para trabajar en el aula y se actúa sobre las consecuencias que generan determinadas problemas de relación, imposición…, que puedan surgir en vez de hacerlo con las causas. Así es frecuente acudir a medidas disciplina, por ejemplo, y de forma exclusiva en vez de a la atención paralela a la situación de cada persona que pueda haber intervenido.

Para no hacerlo de ese modo se analizarán las causas que pueden originar la no existencia de un buen nivel de autoestima en el alumnado para así poder intervenir. Dichas causas están vinculadas a diversos aspectos:: ambiente familiar, baja expectativa de éxito en la escuela (de pensar de partida “no valgo para...”)  o de la escuela en el alumno o alumna, etc.

Una vez que sabemos las causas que puedan haber originado un problema, no nos podremos quedar ahí  sino que deberemos buscar o diseñar herramientas para trabajar sobre ella. En caso contrario la primera parte sería, lógicamente, inútil o casi inútil.

4.b.- Relación entre iguales

Otro elemento fundamental a tener en cuenta en el aula, para lograr un buen desarrollo emocional en el alumnado y, como consecuencia, cubrir una de sus facetas educativas y mejorar su aprendizaje, es cuidar el tipo de relaciones entre iguales que establecemos en el aula y el Centro.

Hoy en día no se potencia una relación entre iguales de signo positivo. Lo anterior no quiere decir que no existan, pues eso sería inevitable, siempre van a existir relaciones entre personas que están juntas. No sólo eso, sino que el estilo de relación (o falta de la misma) estará enseñando al mismo alumnado cómo nos parece que “deben ser las  cosas”. Esto será cierto incluso cuando tengamos al alumnado sentado “en fila de a uno”, mirando sólo al profesor o profesora. Estaremos, en ese caso, enseñando cuál es la relación importante y cuál debe “despreciar” dentro de un aula. Estaremos diciendo que de las demás personas no vale la pena aprender, que sólo interesa prestar atención a quien le va a compensar con un aprobado

Teniendo en cuenta que aula y Centro son ámbitos de relaciones, habrá que analizar de entre ellas, cuáles son injustas: desigualdad de género, rechazo (por recursos económicos o tantas otras causas absurdas), etc. No podemos adoptar la postura de creer y hacer creer (y por tanto mantener) que son “naturales”. Ante ellas deberemos actuar (y de hecho siempre lo hacemos). Habrá muchas formas de intervenir, que además dependerán de las circunstancias concretas, pero, en cualquier caso, el principio a seguir será el de la cooperación en todo lo que se haga y no el de competitividad. La influencia en el clima de convivencia y la existencia o no de un grado mayor o menor de violencia, según se siga o no este principio, resulta evidente.

A través del fomento y planificación de una relación entre iguales intensa que favorezca la participación y cooperación en el colectivo y con el colectivo:

- Se podrá desarrollar un adecuado nivel de autoestima en una situación mucho más real pues requiere mayor autonomía. A su vez mostrará el grado alcanzado en el alumnado.

- Contribuirá (y a la vez será reflejo) a un desarrollo emocional suficiente en una situación de relación interpersonal más abierta que el modelo de relación alumno/a-profesor/a de modo casi exclusivo.

- Se estará construyendo una herramienta básica para la consecución de un buen clima de convivencia.

Todos los espacios, momentos y actividades son adecuadas para actuar en el sentido anterior, desde la clase a la tutoría. Dentro de ellos merece especial mención la tutoría siempre que sea  programada en este sentido y de forma coordinada con el equipo de docente que interviene con ese alumnado.

5.- Temas a desarrollar

Son muchos los aspectos pendientes de desarrollo y puesta en práctica dentro de la educación de los sentimientos y el desarrollo emocional, pero para lograr efectividad tal vez sea conveniente establecer prioridades dentro de todos ellos.

En lo que hace referencia directa al tema directamente quizá se podría elegir uno muy poco tratado hasta este momento: ¿cómo introducir los sentimientos en el trabajo habitual del aula y no como algo extraordinario y en qué contenidos es más fácil? Y hacerlo no sólo en contenido de procedimientos sino también en conceptuales.

Entre los temas que apoyan de alguna forma el desarrollo emocional, como es, según hemos visto la autoestima y la relación entre iguales podríamos señalar: ¿cómo intentar la educación de la autoestima en un proceso normalizado y no como algo aparte, desgajado de él, ligada a las relaciones entre iguales  e incluida en una educación sentimental.

Fin del documento


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