El
uso educativo del procesador de texto
Grupo
de trabajo "Tecnologías de la información y comunicación"
de Concejo Educativo
Aunque
ampliamente utilizado por cualquier persona que maneje un ordenador,
incluido el alumnado, el procesador de texto no es actualmente objeto de
gran reflexión educativa. Sin embargo, esto no debería ser así:
creemos que ha de considerarse una herramienta pedagógica de primer
orden si aprovechamos sus potencialidades, y para ello no es necesario más
que un conocimiento técnico elemental. Por supuesto, el mayor
conocimiento de un programa aumenta sus posibilidades, pero más allá
del "acabado" de lo escrito, las funciones de corrección-mejora,
comunicación y colaboración (que son las que más nos interesan
educativamente) se pueden aplicar con un dominio mínimo del procesador
de texto.
Creemos
que en cualquier área en que la palabra sea importante (es decir, en
todas o casi todas), el procesador de texto puede cumplir varias
funciones en el aprendizaje del alumnado:
1)
Como
herramienta que mejora la presentación de lo escrito y su
integración con las imágenes.
2)
Como
herramienta de reelaboración y, por tanto, de aprendizaje a través
de la corrección-mejora de lo realizado. Esta reelaboración puede
darse de forma individual, pero será más rica si se hace entre
varios/as alumnos/as (simultánea o consecutivamente) y en interacción
con el profesorado.
3)
Como
instrumento de mejora de la comunicación (intercambio). Aunque
no es imprescindible para dar a conocer o intercambiar lo realizado con
otras personas, la utilización de un procesador de texto y su impresión
posterior mejora la facilidad de lectura y la realización de
policopias. Si se combina con correo electrónico, presentaciones
multimedia, etc., lógicamente se potenciará su poder comunicativo.
4)
Como
instrumento colaborativo para la realización de tareas. En este
caso, se trata de construir un texto "a medias", de forma
simultánea (varias personas piensan lo que escriben a la vez) o
consecutiva (unos escriben o reeescriben a continuación de otros).
También en este caso es cierto que el procesador no es un instrumento
imprescindible, pero amplía mucho las posibilidades de colaboración,
posibilidades que también se multiplican si lo integramos con la
comunicación telemática.
El
mayor aprovechamiento se producirá:
v
Si
integramos estas diferentes posibilidades, en lugar de centrarnos sólo
en una de ellas (por ejemplo, la mejora de la presentación tendrá más
sentido si se utiliza para mejorar la comunicación con otras personas,
y no sólo porque es exigido por el profesorado).
v
Si
el procesador se utiliza dentro de un enfoque pedagógico coherente con
sus posibilidades (por ejemplo, favorecerá más la corrección y mejora
si ésta se considera dentro del proceso de aprendizaje, y no se pide
solamente la entrega de unos materiales terminados).
Y,
finalmente, algunas precisiones:
v
En
cuanto a la "motivación", si bien es cierto que en un
principio puede elevarse, no es menos cierto que, superada la
"novedad", la motivación habrá de venir en mayor medida por
la actividad y contenidos propiamente dichos que por la utilización del
procesador (aunque si éste ayuda a mejorar el resultado final, siempre
acrecienta el placer de la tarea). También habrá que tener cuidado con
el caso contrario: puede haber alumnos/as para los cuales el ordenador
suponga un obstáculo, una complicación a la que no ve ven sentido (al
enfrentarse a él con miedo o con rechazo).
v
Como
en cualquier actividad en que se usen medios que no están al alcance de
todo el mundo y con los que no todo el alumnado está familiarizado,
habrá que tener especial cuidado en evitar que puedan ser motivo de
discriminación. Por ejemplo, es necesario dejar claro que la presentación
de trabajos con ordenador no aumenta la nota; también hay que
asegurarse de que todo el mundo tiene acceso en el centro al ordenador
cuando sea necesario usarlo. En cuanto al mayor o menor grado de
familiaridad, resulta obvio, pero tremendamente importante, que todo el
mundo aprende el manejo y que para ello se le brindan oportunidades de
hacerlo en el centro (no necesariamente con clases de informática, sino
mediante el uso continuo, la formación de grupos con conocedores/no
conocedores...).
v
En
relación con lo anterior, hemos de prever y observar si existen fenómenos
de acaparación, de "hazlo tú que se te da mejor / déjame a mí
que tú te lo cargas...", etc.; en este sentido, vale la pena tener
en cuenta un hecho observado por algunas personas: cuando en un grupo un
chico (o adulto) "sabe" y las chicas "no saben", se
tiende a que sea el chico quien maneje el ordenador; cuando es el chico
el que "no sabe" y las chicas sí, se tiende a acogerle e
integrarle (que acabe aprendiendo). También hay quien ha observado en
general la mayor disposición de las chicas al trabajo colaborativo (se
acaban formando corrillos aunque haya un ordenador por persona) y de los
chicos al individual (cada uno va avanzando por su cuenta).
Palencia,
julio 2000
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