Luis Barriocanal Cantoral
Seguramente que a muchos católicos y no católicos les resultaría inquietante que la religión islámica fuera la opción de enseñanza religiosa que más jóvenes estudiaran. Supongamos que además fuera la jerarquía eclesiástica de esta confesión la que estableciera sin ningún control del estado el programa de estudios de esta asignatura en la escuela. Imaginemos también que fueran los los Imanes los que seleccionaran al profesorado que impartiera esa materia pudiéndolos contratar y despedir a su antojo, pero que sus sueldos los pagara el estado. Pongámonos también en el caso de que los profesores de esa religión pudieran formar parte de los Consejos Escolares que en colegios e institutos deciden sobre el presupuesto económico, la orientación pedagógica del centro o el régimen disciplinario.
Inquietante ¿verdad?
Pues éstos son los privilegios que disfruta la Iglesia Católica en España desde hace muchos años. Pero a los obispos y a sus adeptos más radicales aún no les parece suficiente.
Estando garantizada desde siempre la posibilidad de que los padres elijan la formación religiosa que desean para sus hijos, los obispos quieren ahora que las notas en su asignatura cuenten tanto como las de otras materias fundamentales y que sus profesores tengan tanto protagonismo como los funcionarios públicos a la hora de decidir sobre el expediente académico de los alumnos.
Y no solo eso. Ellos, que tienen plena libertad para elaborar el plan de estudios de su asignatura sin que nadie pueda invadir sus competencias, quieren también poder decidir lo que tienen que estudiar aquellos que no desean seguir sus enseñanzas.
Luis Barriocanal Cantoral (Profesor, Burgos)
Publicada como Carta de opinión en El Norte de Castilla, 12 noviembre de 2005.