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La
alternativa de escuela pública (compartida
con el resto de Movimientos de Renovación Pedagógica y otros colectivos
educativos) no se refiere únicamente a la titularidad pública de los
centros, si bien ésta es una necesidad de partida. El
carácter público de los centros educativos viene determinado porque la
titularidad, la forma de funcionamiento, las finalidades y las actividades
cotidianas son públicas en su pleno sentido,
lo cual implica el dirigirse a toda la población, con especial atención
a los sectores populares, con garantías de calidad y fines igualitarios,
así como una organización plenamente democrática.
Lo
público ha de construirse, por tanto, mediante la participación colectiva
y ha de contar con los medios financieros y organizativos necesarios.
La
titularidad pública, si bien no garantiza sin más estas características,
constituye una base adecuada para alcanzarlas, por serle socialmente
exigibles y controlables.
El
modelo de escuela pública de
los Movimientos de Renovación Pedagógica
y otros sectores progresistas no sólo hace referencia a la titularidad
pública de los centros, aunque ésta sea el imprescindible punto de
partida. Se trata de
una alternativa global que, como tal, hay que ir construyendo
social y educativamente y, a menudo, de forma conflictiva, pues sus
objetivos chocan con los de una sociedad desigual e injusta.
Sus
señas de identidad
pueden resumirse en:
-
La educación ha de ser entendida como servicio público,
en el pleno sentido de la palabra, por lo que la titularidad
de los centros ha de ser pública.
Asume y defiende unos valores al servicio del interés general,
definido este por las personas y grupos implicados socialmente (no
sólo por una Administración concreta o por una zona o centro de
forma aislada), teniendo en cuenta las particularidades de
los diferentes entornos y también de los sectores más
desfavorecidos. Cumpliendo su papel de servicio público, se imbrica
en el entorno, en sus problemas, su historia, sus necesidades,
su identidad, etc, asumiendo los recursos sociales como propios y
considerándose así mismo como un recurso social más.
-
Se organiza democráticamente, contribuyendo a la
vertebración de la sociedad e impulsando una cultura de
participación social y siendo así coherente con sus señas de
identidad: no es posible acercarse a esta alternativa más que
desde la participación colectiva de todas las personas
implicadas: madres y padres, alumnado y profesorado, pero también
del resto de la sociedad. Es, por tanto, necesario potenciar
una cultura de la participación en la que la aceptación
de las diferencias y el acuerdo como condiciones básicas de
trabajo no impidan la explicitación de los conflictos reales y el
avance permanente.
-
Los proyectos educativos tienen que potenciar el desarrollo
personal y social mediante la sistematización, transmisión y
reelaboración crítica de los saberes y valores, incluyendo
los que, más fragmentariamente, provienen del exterior de las
aulas. La educación debe ser investigadora y crítica,
favoreciendo la construcción de personas abiertas y
pariticipativas,
capaces de afrontar tanto sus problemas vitales como los de un
orden social injusto.
-
Una
escuela plural ideológica y culturalmente es un
espacio laico y aconfesional, que no practica el adoctrinamiento y
que garantiza la libertad de expresión. Sin embargo, promueve una
educación de acuerdo con valores universalmente reconocidos,
como son la justicia social, la solidaridad, la cooperación, la
tolerancia, la igualdad sin distinción de grupos humanos y de
sexo, el respeto a la identidad cultural y lingüística, así
como la resolución pacífica de los conflictos.
-
La
escuela se implica en la conquista de mayores cotas de igualdad
social. Por tanto, no discrimina ni segrega, sino que favorece
la integración y combate el fracaso escolar. La educación no se
enfoca en la práctica hacia quienes llegarán al final a los
niveles académicos de más prestigio, ni a las clases sociales
asentadas y privilegiadas. La educación básica y/o obligatoria no
es selectiva, no va dejando por el camino a quienes no
alcanzan los objetivos de cada nivel. La diversidad ha de
contemplarse como valor y al mismo tiempo ha de impedirse la
exclusión por razón de sexo, cultura, clase social, etc.
-
La
actividad educativa se vertebra alrededor de un currículo
integrado, considerando la escuela como un espacio afectivo
que acoge historias de vida e inteligencias, desarrollando el
pensamiento, el conocimiento científico y la autonomía personal,
con el ejercicio de responsabilidades y la práctica del trabajo
enriquecedor. Fija, por tanto, unos criterios de calidad
diferentes de los habituales atendiendo al bienestar de toda
la comunidad educativa, respondiendo a la problemática del
entorno, implicándose en los problemas y conflictos de la
comunidad cercana y de la sociedad en general.
Confederación estatal
de MRPs / Concejo Educativo |
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