Sobre “Mi primer libro de Economía. Ahorro e inversión”.
El consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Juan José Mateos, pretende ir más allá todavía de Wert y se ha embarcado en promocionar el capitalismo salvaje en los libros de texto. Ya no se trata, como ha hecho su referente nacional, el Ministro Wert, de eliminar educación para la ciudadanía, porque era una materia donde se analizaban las causas que provocan la violación de derechos humanos, la pobreza o la desigualdad, eliminando así cualquier alusión a los conflictos sociales y las desigualdades que se dan en nuestra sociedad. Esto según el ministro adoctrinaba ideológicamente a las futuras generaciones. Al igual que hablar de todo lo referente a la igualdad entre hombres y mujeres, la feminización de la pobreza, el rechazo a cualquier forma de discriminación, no sólo la homofóbica, sino toda forma de racismo o xenofobia. Por supuesto, nada que decir tiene Wert sobre la doctrina católica que se imparte en todos los centros educativos y que, por supuesto, no adoctrina. Esta sí que es una materia aséptica y científica donde las haya y suponemos que incluso Wert aumentará sus horas lectivas pues acabará considerándola tan “instrumental” y básica como las matemáticas. Dónde iría esta gran nación sin exámenes de doctrina católica a lo largo de todos los años de escolaridad.
Esto no es suficiente, ni mucho menos, para Juan José. La Junta de Castilla y León quiere ir más allá. Mucho más allá. No le vale con volver al modelo conservador neofranquista en los contenidos escolares. Quiere avanzar simultáneamente hacia el modelo neoliberal del capitalismo radical. Radical en el sentido de ir a las raíces. Así el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León se ha tomado al pie de la letra la propuesta que introduce Wert en la nueva asignatura de Educación Cívica, cambiando los derechos humanos y la igualdad de la anterior asignatura “adoctrinadora” por temas en absoluto adoctrinadores, como la defensa de la iniciativa económica privada en la generación de riqueza y el fomento del espíritu emprendedor. Y como todo buen alumno aventajado en materia educativa, en el seno del PP, Juan José Mateos, se lo ha tomado tan a pecho que está en una campaña promocional del libro titulado “Mi primer libro de Economía. Ahorro e inversión”. Libro elaborado por una directora de la entidad financiera “Inversis Banco” que tiene entre su accionariado nada más y nada menos que a Bankia (sí, el banco de los 33 exconsejeros imputados en el “caso Bankia”, entre otros Rodrigo Rato acusados de falsificación de cuentas, administración desleal, maquinación para alterar el precio de las cosas y apropiación indebida) o a la multinacional Indra Sistemas (empresa cuyo 27% de beneficios proviene de las ventas de armas).
Ayer fue presentado este libro en la Bolsa de Madrid, con un fuerte despliegue mediático. Arropada por Jesús González Nieto-Márquez, Director de Desarrollo de Mercado de la Bolsa de Madrid, Beatriz Alejandro, Directora del Instituto BME (Bolsas y Mercados Españoles), Ángel Martínez Aldama, Director General de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones) y José María Lamamié de Clairac, Responsable del Plan de Educación Financiera del Banco de España, la autora del libro “Mi primer libro de economía. Ahorro e inversión”, Mª Jesús Soto manifestó que la finalidad de este libro era “ir extendiendo una cultura financiera desde edades tempranas”. Ángel Martínez, por su parte, destacó cómo el trabajo de María Jesús Soto se encarga de abordar conceptos que los jóvenes entienden a la primera: «no poner todos los huevos en el mismo cesto; o cómo tratar a ese monstruo: la inflación; o el concepto de invertir…».
Efectivamente, este nuevo libro subtitulado ¡ahorro e inversión!, no va a enseñar a los niños y niñas a desentrañar las causas de esta crisis que pagamos el 99% de la ciudadanía para que puedan seguir enriqueciéndose ese 1% que se dedica a las finanzas especulativas. Este manual hecho por quienes han sido responsables del saqueo actual de la economía, de los millones de parados, de los suicidios por desahucios, de la pobreza que inunda nuestros barrios, no va a hablar de los responsables, ni de una economía al servicio del bien común. Parece que ya desde infantil se quiere enseñar a nuestros hijos e hijas a especular e invertir. Y para eso quién mejor que la directora de una entidad financiera especializada en productos de inversión. Mediante este libro no sólo explicará la economía desde los intereses de los banqueros y financieros, sino que tendrá ya futuros “clientes cautivos” adiestrados en fondos de inversión, rentas variables y aquellos productos que venden estas entidades de especulación. Aprenderán a conocer a la “prima de riesgo”, el funcionamiento de la bolsa, el ciclo de la inversión. Normalizarán así estos magníficos contenidos, estas extraordinarios destrezas, estas imprescindibles competencias y estos necesarios valores para adentrarse y ser un futuro tiburón financiero en el mundo de la especulación y el pelotazo bursátil. Negocio redondo para esta financiera y una gran inversión de futuro.
Porque como explica la propia autora: “no existe ningún libro de estas características enfocado para niños, que llegue hasta el final del ciclo de la inversión”. Se expresa sin complejos: El objetivo no es otro que acercar la cultura financiera para que sea accesible a niños de entre cinco y ocho años de edad. El libro busca formar con una base sólida a los futuros consumidores y ahorradores. El subtítulo del libro es expresivo: Aprende a ser un inversor responsable, descifrando los enigmas de las finanzas. Por eso, el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León ha destacado la publicación de este libro como una “excelente forma de introducir la economía en los más jovencitos”. “Es una gran idea y vengo a apoyarla”.
Está claro: con esta nueva cultura emprendedora con la que el PP quiere impregnar a las futuras generaciones desde la educación infantil hasta la universidad, llegaremos a la excelencia de la especulación y del pelotazo bursátil. Los contenidos transversales que deben impregnar todas las asignaturas ya no son educación para la igualdad, o educación para la paz, o educación intercultural, no, ¿para qué? Ahora el contenido educativo estrella, para el que se destinan cientos de miles de euros en programas para desarrollarlo, en las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, es la introducción del espíritu empresarial y bursátil en nuestro sistema educativo.
La educación pública, pagada por todos y todas, tiene la obligación de dar una formación integral y promover valores ciudadanos y capacidad crítica. No se puede transmitir a los niños y niñas una visión falsa de cómo funciona la sociedad. ¿Qué sociedad pensamos construir si lo que enseñamos es el individualismo y la competitividad? ¿Quién hará de médica, de enfermero, de maestro, de abogada? ¿Quién defenderá los derechos de los trabajadores y trabajadoras si todo el mundo tiene que tener “mentalidad de empresario”? ¿No es esto un “adoctrinamiento” neoliberal en el sentido más literal de la palabra?
La enseñanza tiene que dar una visión global de los conocimientos, de la historia, de la ciencia y también de la economía, pero no un punto de vista sesgado desde una sola perspectiva financiera, individualista y competitiva. En estos momentos de crisis y de ataque sistemático a los derechos sociales y laborales, lo más necesario es dar herramientas a nuestro alumnado, para que puedan defenderse como trabajadores y trabajadoras (que es el que serán la gran mayoría) ante los abusos de algunas patronales y ante la precariedad que les espera. La escuela no puede estar “al servicio de los bancos y las empresas” y mucho menos los bancos y las empresas tienen que dictar lo que se tiene que hacer en las escuelas. Es muy peligroso que se implanten objetivos y valores tan descaradamente al servicio de la ideología más neoliberal que es, precisamente, la que nos ha llevado a la actual crisis. Deberíamos volver a enseñar a los niños y niñas la economía real y cómo en esa economía un uno por ciento de la población explota al noventa y nueve por ciento restante. Esto, deberíamos aclarárselo, se llama capitalismo. Y su única solución, les tendríamos que explicar, es salirse de él. Incluso podríamos enseñarles, de nuevo, que esto ya lo dijo un filósofo hace muchos años: se llamaba Carlos Marx.