Concejo Educativo organizó una tertulia el pasado día 2 de octubre de 2014, en Valladolid, para palpar de cerca qué está suponiendo la implantación de esta ley impuesta, sobre todo desde la perspectiva de la puesta en marcha en Primaria y, aunque este no sea el curso de más incidencia.
Contó para introducirla con Luis Ángel Rojo que, desde su puesto de director del centro público de Cigales (Valladolid), dio una visión doble. Por un lado lo que está suponiendo y va a suponer este curso, para los equipos directivos y, por otro, cómo los está viviendo el profesorado en general.
Contenido
Una visión desde la dirección. Luis Ángel Rojo.
Empezando por la conclusión: debemos actuar siguiendo el sentido común, un sentido común que piense en las personas en vez de una ley que piensa en “la producción”.
Luis Ángel Rojo, director del colegio público de Cigales, comenzó su presentación de la tertulia comentando dos cosas. Se está viviendo realmente mal la puesta en marcha de la LOMCE por un lado. Por otro, habló de la existencia de algunos “compases” de la música de la LOMCE que le parecían bonitos. Lo son cuando se refiera a principios generales (quizá que otras leyes contenga) como que hay que atender la diversidad o cuidar la convivencia. Esa música se viene abajo, cuando se conoce la letra, el desarrollo que promueve una educación en un sentido contrario, cuando desvela lo que realmente pretende, esta es la parte que se está viviendo.
A lo largo de su intervención y de las de las personas presentes salieron a relucir algunos elementos que se están viviendo en los centros en la puesta en marcha de la LOMCE en Primaria.
Uno de ellos es la sensación de que no se tiene en cuenta a los centros para nada. No interesa lo que piensen, no se deja tiempo para que exista un debate pedagógico ante una nueva situación. Ni ahora, ni en el curso pasado, como preparación. Los plazos que ha marcado la ley están obligando a “implantar a ciegas” y sin reflexionar en nada.
Se exigen, además, documentos que en realidad son inútiles, pura burocracia. Por ejemplo ¿qué sentido tiene que se exija una programación de contenido, cuando se imponen unos estándares de evaluación tan cerrados que te dicen hasta cuando debe aprender el alumnado a “sumar con dos cifras”? Es absurdo copiar y ya está . Como decía el ponente se obliga a los centros a una política de “cumplimiento”.
En cambio no se deja a los centros tiempos para pensar sobre decisiones muy importantes que van orientar el mismo de una u otra forma, un verdadero plan del curso, antes de que este empiece.
Ahí apareció la segunda característica de este comienzo de curso LOMCE: el agobio, improvisación (posiblemente hasta en la propia inspección se sienta así). Hay cambios horarios poco reflexionados. Por ejemplo, desaparece la media hora de lectura ¿hay que hacerlo solo en 1º 3º 5º o en todos los cursos? Esto (y otros aspectos), por ejemplo, en un CRA y en aulas unitarias tiene aún más importancia. Se recomienda usar la biblioteca como centro de recursos. Este es un elemento que sin ser nuevo, en muchos centros sí supone algo distinto. Para todo eso hay que preparar un plan de lectura antes de que empiece el curso o recién comenzado. Un plan que va a condicionar el trabajo centro. Debe estar al inicio, en octubre, cuando la mayoría del profesorado (incluido equipos directivos) ha tenido que estar implicado todo el mes de septiembre en atender al alumnado. ¿Cómo no echar una mano, por ejemplo, a la compañera de infantil con sus 26 niños y niñas para cambiar pañales? Decía Luis Ángel, eso es urgente y a ella sola le es imposible? Con la dinámica inicial del curso ¿se puede preparar un buen plan de lectura? ¿hay tiempos para discutir?
Existen muchos elementos que intervienen en esa improvisación y han ido creando una dinámica que preocupa y condiciona. Hasta en algún elemento positivo como es el que los libros no se renueven y haya que echar mano de otros materiales. Es un principio positivo lanzado por la Junta de Castilla y León que puede volverse en contra si no se da la opción de aprender a trabajar sin libros de texto o usando este como consulta para personas que nunca lo han hecho. Podría ser un gran momento para empezar a trabajar de otra manera que se puede echar a perder por improvisación y falta de planificación.
Enlaza lo anterior con otra realidad de este inicio LOMCE, la falta de recursos, la continuidad de los recortes. Esa profesor de infantil debe echar mano del equipo directivo o quien sea, porque no hay nadie en su aula que le ayude, con sus 26 niños y niñas y sin tiempo ni para”ir al servicio”. ¿Puede atenderse así la diversidad?
Incluso la LOMCE incumple con lo mismo que propugna. Dice que debe apoyarse al alumnado en el aula. eso es algo positivo, pero para eso hace falta personal (profesorado de pedagogía terapéutica, apoyo en lengua…). No hay dotación de este personal, el que existe tendrá que ir sacando al alumnado con problemas de las diez aulas en las que está repartido o ¿cómo se puede hacer?
También se recorta en los recursos materiales. Según la LOMCE deben formarse “científicos” pero ¿con qué recursos? Lo último recibido fueron las cajas que se enviaron en la época de la LOGSE o hay que “imaginarse lo que pasa”.
Una cuarta vivencia y posiblemente de las más graves, es que se está dejando la Primaria convertida en una gran academia de preparación para el contenido de la Secundaria. Teniendo en cuenta que está será de preparación de contenido para la universidad, ¿tiene sentido dejar a todo el sistema pendiente de preparar el contenido que permita a un pequeño porcentaje de personas llegar a la universidad?
Se está olvidando la formación cultural, como persona, como ciudadano y ciudadana que debe ofrecer la educación obligatoria. Se llegan a absurdos como dar un 7,25 en Lengua a un alumno de 1º de primaria. ¿Sabe mucho más quien tiene un 7,25 que que ha sacado un 6,5? ¿De qué sabe más? ¿Dónde queda todo el tiempo pasado en clase con él o ella, los ejercicios que ha hecho, los debates que se han propuesto, los proyectos llevados a cabo…? ¿Puede echarse al olvido todo el contacto diario, todo lo que el maestro o la maestra sabe de ese alumnado suyo? Se debería sistematizar la observación, darle importancia y tenerla como primer referente. En cambio se acabará dando una nota por pruebas escritas (externas e internas).
Esa “transformación” de la Primaria en una “academia” de preparación para la ESO, tiene otros reflejos. Se está viviendo un cambio en los contenidos a impartir, absurdo y ya hemos dicho, detallados hasta más allá de lo razonable. Todo pasa por el matiz de lo académico y el mismo tipo de aprendizaje sin sentido ocurre hasta con las TICs, que se suponen más motivadoras. Además de no estar claro, en todos los centros, en qué tiempos se hace y con qué recursos, hay otros aspectos de la propuesta que no deberían corresponder con esta edad. Parece que lo que se impone es que aprendan a usar el procesador de textos ¿qué sentido tiene que se comience usando a esa edad un procesador? ¿No hay más formas de adentrarse en el mundo de las TICs que les darían una formación más crítica y real del mundo en el que viven, que el de aprender cómo se da el margen o se pagina un texto? Ese debería ser un instrumento que adquiriera un sentido en su momento.
Se demuestra en el fondo otra característica de esta implantación: una gran desconfianza hacia el profesorado, al que debe dársele todo “hecho” y exigido de forma “objetiva”. No sirve lo que se viva y se haga en el aula (aunque esté sistematizado) valen las pruebas escritas y el contenido “academizado”, no lo creativo, lo vivo.
Esto enlaza con otra característica importante compartida por muchas persona en este inicio de la LOMCE: el miedo, la angustia. Desde ahora mismo se está inoculando el miedo, el miedo a la prueba que este curso ya estará presente en 3º. Preparar esa prueba escrita externa puede condicionar y echar por tierra cualquier otro planteamiento que se quiera hacer. El alumnado en 1º, ya está empezando a hacer pruebas escritas internas, según comentaba alguien en la tertulia, a pesar de la tensión que le va a suponer( al alumnado y a esta persona). A los seis años debe olvidarse de otras actividades porque eso va a ser lo importante.
A las madres y padres de 5º, por ejemplo, se les está trasmitiendo, según otra persona que intervino, una sensación de angustia por lo que les vaya a pasar el próximo curso al final de su etapa Primaria. En los “parques” el comentario es “qué ocurre si mi hija no puede con la prueba”. Desde las mismas familias se va a empujar a que se olvida todo para preparar la prueba, si no establecen los centros, una buena relación con ellas. Desde una buena parte del profesorado también se presionará, si nos dejamos llevar y no acudimos al sentido común de una educación humana… Es posible que sintamos angustia cuando veamos al alumnado de primero haciendo una prueba escrita, por ejemplo, después de su feliz paso por Infantil, pero la acabarán haciendo. Si no tenemos nuestras ideas claras se aplicará la LOMCE, aunque en contra de muchas opiniones, solo porque es “algo que hay que hacer”, que te marcan.
En los centros también se vive con preocupación esta prueba desde el punto de vista de su estructura. La Junta de Castilla y León ha cerrado aún más la exigencia de repetición si esa prueba de tercero resulta mal, según exponía Luis Ángel. Aparte de que ya haya gente angustiada desde el principio, aparte de que esa angustia se trasmita y condicione y empobrezca enormemente el trabajo en el aula, se piensa en qué va a ocurrir en ese 3º de Primaria en el futuro. ¿Será una bolsa de repetición? ¿A esa edad? ¿Qué dinámica creará esa bolsa en los siguientes años? ¿Cuántas familias huirán de esos grupos o de esos centros? ¿Tratarán los centros privado bolsas de repetición? El próximo curso en 6º, el problema puede ser aun mayor.
Cualquier propósito de educación diferente se destruye con lo que será una auténtica reválida impuesta a los 8 años, en 3º de Primaria. ¿De qué sirve que se mencione, por ejemplo, la necesidad de que el alumnado debata, discuta, que maneje también la expresión oral en ámbitos diferentes. ¿Va a estar presente en una prueba de hora y media que anula todo? Una prueba de ese tipo no solo destruye cualquier otro objetivo que no sea el de preparar para una prueba de aprendizaje de contenido, también rompe con cualquier otro método posible que no sea el “saber responder a preguntas por escrito” y “aguantar” durante esa hora y media. Como se dijo en la tertulia, si el alumnado de segundo de ESO le da igual como contesta y baja su rendimiento a partir de media hora o algo más ¿qué pasará con el de 3º de Primaria?
También existen “daños “colaterales” que inquietan y ya se aprecian. Como apareció también en una intervención de la tertulia. La etapa Infantil está sufriendo una gran presión para que deje de trabajar de forma creativa y se dedique a la lectoescritura, con materiales y métodos que se acercan al “cuadernillo de Rubio” de hace tiempo. ¿Es la etapa Infantil una etapa olvidada porque no interesa? Esa fue una queja que también apareció a lo largo del diálogo, aunque, quizá, se verá lo suficientemente “transformada” solo por la presión desde la Primaria que nos trae la LOMCE.
Otras cuestión “colateral” incluidas en la implantación en este curso son las elecciones a Consejo Escolar de centro. ¿Para qué? se preguntaba el ponente ¿para un consejo escolar que ya no tiene atribuciones?
Existen otras previsiones de futuro que ahora ya preocupan. Por ejemplo, ¿qué ocurrirá cuando finalmente existan rankings? ¿Centros de 1ª y de 2ª? ¿Qué movimientos de familias e incluso de profesorado se producirán pensando en ello? ¿Cómo dejarán estos movimientos, articulada la futura red de centros? ¿Será garantía realmente de igualdad de oportunidades?
Debate. Debemos seguir pensando en las personas.
No queremos quedarnos mud@s.
Fueron muchas las intervenciones que llamaron a actuar de una u otra forma. Se llamaba a hacerlo desde el sentido común de una educación que piensa en las personas y no en la etapa siguiente, ni en las pocas personas que llegan a la cumbre, ni en la “rentabilidad”, ni en la “producción” sino solo en las personas.
Escogemos algunos ejemplos de esas propuestas de actuación ante la LOMCE. Algunas salieron a debate en la tertulia, aunque añadimos otros de personas que nos las han hecho llegar al no poder asistir.
1.- Debemos aprovechar los resquicios que tiene la ley para ello. Por ejemplo:
-El claustro sigue siendo el órgano responsable de la programación ¿por qué no se aprovecha para hacer un verdadero plan de centro dándole la suficiente participación en toda la comunidad educativa?
-Dar forma y concretar a esa parte del currículo de CyL que habla de aprender a aprender, de metodologias diferentes, experimentación, proyectos…, de trabajo colaborativo… y como estamos hablando, pues también sale todo eso.
-Implantar la LOMCE con los libros de la LOE, es un lío, no coinciden muchas cosas. A la vez es una oportunidad para trabajar por lo menos parte de las asignaturas de formas diferentes, ya que “no viene en el libro”.
-Aunque la LOMCE y la Junta quiera obligar a repetir por una única prueba escrita, combinada con otros elementos de la evaluación ¿no se puede diseñar formas en que el centro sea quien toma realmente la decisión?
-Las programaciones están muy condicionadas por los estándares de evaluación impuestos. Aun así allí se nos recoge todo lo que los niños y niñas deben saber. Se pueden generar debates sobre qué es importante y qué anecdótico, qué pretendemos con lo que estamos haciendo…
-¿Puede darse la vuelta a la paradójica idea de hacer emprendedores empresariales desde la infancia, para convertirla en lo que desde otros lugares se denomina “emprendimiento social”?
-Podría aprovecharse la idea de la integración que se planeta a nivel general para, aun caminando con mucho cuidado con este tema, para que sean medidas integradoras y no segregadoras, pueda ser útil. Por ejemplo: trabajar dos personas juntas en algunas clases, apoyo mutuo entre el alumnado… planteándolo como aplicación de ese principio.
Repecto a la participación:
- Existe la posibilidad siempre de que el director/a se comprometa a respetar las decisiones del Consejo Escolar, yendo incluso más allá de los Consejos Escolares LOE, que ya no eran democráticos.
- Deben perderse los miedos a confluir entre distintos sectores de la comunidad, familias y profesorado, equipo directivo. Seguramente se encontraría mucho más apoyo que rechazo.
2.- Debemos seguir teniendo en la cabeza, ideas del funcionamiento actual que nos parecen lógicas, a la hora de programar, organizar, etc.
Así, existen elementos de la estructura de los centros que nos parece que siguen esa lógica como la existencia de ciclos. ¿Por qué no seguir “pensando en ciclos”? Por ejemplo, pensar en las programaciones de dos en dos cursos, porque lo que se haga este año condiciona lo del próximo. Lo importante es que sigamos dejando un tiempo de maduración más largo a los niños y niñas.
3.- Debemos actuar y denunciar y hacerlo desde todos los lugares, desde las aulas, las familias, desde una universidad comprometida, estableciendo redes que ayuden a hacer más posibles nuestra propuestas.
Por un lado existen elementos que no tienen cabida en cualquier sistema democrático y no tiene arreglo posible. eso ocurre con la religión confesional en una sistema que debe ser laico para ser universal. Actualmente hasta se da a este profesorado la opción de ejercer la tutoría. Es decir, se otorga la opción a una persona elegida por una confesión religiosa, al margen de cualquier baremo público, dedicaciones propias del profesorado que sí lo ha tenido (hasta le suponen ganar mérito para una posible oposición futura).
Por otro, debemos ser conscientes cuando tratamos de “dar la vuelta” a esta nefasta ley, podemos estar ”salvándola”. Debemos dejar claro que de lo que se trata es de que no llega a su aplicación real.