Con Idoia Camiruaga Osés
Impartió Idoia esta ponencia en el transcurso del Encuentro de Concejo Educativo de CyL de 25 octubre 2014. Se incluye también el debate posterior y la presentación utilizada.
Contenido
¿Interdependencia? La ciudad, el espacio público y el territorio. Idoia Camiragua Osés.
Cuestiones generales: los términos.
Desde 1944 Karl Polanyi en “La Gran Transformación”, ya decía que el sistema nos arrastra a lo que no queremos… lo que nos hace pensar en el concepto de interdependencia respecto a espacios y relaciones.
Hablar de interdependencia en lo que se refiere a espacios es hablar de ecosistema, pero de forma integral, sabiendo que vivimos junto con otros muchos elementos en una franjita pequeña de la Tierra habitable, la biosfera, en la que cualquier cosa que ocurra en un lugar genera consecuencias, quizá catástrofes en otro (complejidad).
Existen una serie de términos ligados a la interdependencia en relación a los espacios de la ciudad o el hábitat, como se ve en una de las primeras dispositivas de la presentación que se recoge al final del artículo. estos nos peudes servir para situarnos en todo lo que está detrás del término interdependencia: Identidad, Política, Ciudad, Complejidad, Intercambio, Derechos, Corresponsabilidad, Subsidiariedad, Cultura, Urbanismo, Territorio, Intercambio, Estrategia, Ciudad, Territorio, Vivienda, Trabajo, Economía, Derechos, Integración, Movilidad, Solidaridad,…
Hay términos como el de territorio que tiene una importancia excepcional y va ligado a otros muchos, por eso deben repetirse más veces.
Un poco de historia
La idea de interdependencia se ha ido desarrollando como necesidad en el terreno, por ejemplo, de la ingeniería informática (sistemas). Lo hizo desde un punto de vista técnico. Desde ahí se extrapola a otros campos. El concepto se extiende y hace necesario en un mundo económico globalizado.
Partimos, desde hace milenios, de un sistema dependiente, casi “medieval” (para hacerse una idea) en el que las decisiones sobre la tierra y el territorio las tomaban los “señores” los dueños (de tierras, de armamento…). Incluso hoy queda una parte de la realidad que es así.
En el siglo XX, en poco tiempo, se pasó a ser independientes. La revolución industrial trajo consigo la independencia y la conquista de derechos. Se empezó a considerar la idea de ser ciudadan@s. Todo el mundo tenía derecho a la propiedad de lo que ell@s mism@s fabricaban. Esta independencia, que tanto había costado lograr, se desarrolló en un sistema de mercado, el conocido en España como “desarrollismo”. En general, se asocia el desarrollo al crecimiento continuo e ilimitado. Esta independencia, en gran medida, se basó en el uso de energía, energía fósil. En un siglo se han gastado prácticamente los “ahorros” de energía que tenía la Tierra almacenada.
El término hoy en día
Cuando vemos a nuestra hija o hijo crecer, nos parece genial, admiramos cómo va ganando altura, características, pero llega a un momento en que ya no queremos verle crecer más. No sería normal que lo hiciera a los 30 o los 35 años. No tendría un cuerpo “soportable” “abastecible”.
Con la energía y desarrollo, ocurre igual. No podemos ver crecer continuamente el gasto para toda la población, no sería soportable el metabolismo de la Tierra. La energía (especialmente la fósil) es cada vez más cara y de más difícil obtención. Entraríamos en la contradicción de que no nos llegaría “ni para comer”. Solo habría dos salidas. Una colectiva en que asumiéramos la realidad, o otra, la individual en que la energía sobrante quedara, cada vez más, para la gente rica, dejando al resto cada vez más “empobrecidos” (esto está ya pasando).
La primera es la que lleva a plantearnos el desarrollo de la interdependencia positiva (la segunda también es interdependencia pero en negativo). En todo caso es un elemento que va más allá de la independencia (que, por otro lado, fue tan duro ganar que ahora se tiene miedo a perder).
Será importante, no obstante, preservar al término de interdependencia porque será, probablemente, uno de los utilizados y deformados en función de determinados intereses (comerciales, políticos…) como ha ocurrido con otros como el de sostenibilidad (los grandes ahora son “sostenibles”).
La ciudad (entorno urbano)
Hay que entender que la ciudad, los núcleos urbanos son un sistema inventado, antropizado, aparte del natural que es el territorio. La vivienda es realmente la que estructura la ciudad: acoge los usos más íntimos, el baño, su cocina. Se estructura a partir de la forma en que se cubren las necesidades de las personas. La ciudad en su inicio es nuestra forma de relacionarnos con el territorio, ubicarse en él, buscar una defensa… La ciudad genera leyes de convivencia, quizá antes desde “la autoridad”, ahora con un grado mayor de participación. La ciudad debe aportar relaciones y derechos. La ciudad debe responder de forma natural al territorio en que se ubica y a nuestras necesidades. Los núcleos de las ciudades construidas de esta forma natural, tienen espacios, elementos que nos emocionan, con los que nos identificamos.
Actualmente el sistema ha ido eliminando pequeños reductos de participación. Ahora nos venden una supuesta calidad de vivienda estandarizada y nos despojan del espacio púbico. Se llena la ciudad de elementos sin pensar en las relaciones que generan o si son consecuencias de necesidades que se quieren cubrir.
En España el urbanismo ha “degenerado” aún más por al presión inmobiliaria. Cedemos nuestros derechos para que un propietario disfrute y lo haga, a veces, contra la colectividad: mediante los instrumentos de planeamiento, un colectivo cede derechos y, por ello, debería ser el receptor de las plusvalías y las mejoras. ¿Hasta qué punto puede una persona que es propietaria ejercer ese derecho? El urbanismo actual -en España- asigna edificabilidad en cada parcela, dejando a cada cual que lo aproveche en beneficio propio. El derecho a la propiedad debe estar limitado en cuanto que vaya en contra de la colectividad. Un ejemplo son los polígonos de vivienda industrializada con gran dependencia energética.
Desarrollo de la ciudad
En Santiago de Compostela (se escoge como elemento de análisis de los elementos que se van analizando pero que serían trasladables), como otros lugares, la potenciación del uso económico de desarrollo beneficia a un determinado sector de población, no potencia el tejido económico local, ni la diversidad de uso.
Se dice que se está revitalizando, de forma falsa. En Santiago, por ejemplo, el gran número de visitantes que está centrado en un parte muy pequeña, desplaza al habitante. En turismo se vende el reconocimiento, pero no el conocimiento. Se está volviendo a construir muralla, pero en otro sentido. Se está deteriorando el tejido urbano, se está produciendo interdependencia negativa.
Cada decisión política afecta a tod@s y no podemos delegar. La ciudadanía debe apreciar su idiosincrasia, como una apuesta de futuro. Un modelo único de vivienda ha arrastrado, por ejemplo, a la desaparición de otras (se pueden encontrar a algunas personas que modifican su vivienda en función de la posibilidad de venta en vez de en función de para vivirla según sus necesidades).
La huella de la ciudad
El paisaje es un gran bien colectivo que nos representa. Este se ve atravesado por las consecuencias, la huella que deja las relaciones que establece una ciudad. La extensión de esa huella puede ser un elemento positivo o negativo El Camino de Santiago de Compostela es ejemplo de interdependencia mundial en positivo. El Imperio Romano, como ejemplo, representa la huella ecológica de una ciudad: Roma.
Habitabilidad
Ciudadan@ es quien usa la ciudad (entendida como entorno urbano sea del tamaño que sea). La ciudad debe estar preparada para eso. En lo que se refiere a la vivienda implica estar pensada para comer, dormir, traer amistades, charlas. La vivienda debe estar adaptada a las necesidades y no las personas al estereotipo ¿Tiene sentido separar los sitios de la cocina o el salón en función de la actividad: cocinar, estar, en vez de que existan espacios donde todo el mundo pueda coincidir? Las viviendas estándares crecen en una época en que se construyen viviendas para una gran población que se independiza, por su trabajo. Ahora no es así y debe conservarse esa misma idea porque no es igual la necesidad.
La habitabilidad en la ciudad supone estar preparada para que se pueda comprar, pasear, traer y llevar, moverse. Debe recoger la habitabilidad de la especie humana, qué hago, qué necesito, cómo debo “caber”. A veces “retorcemos” nuestras necesidades para adaptarnos al modelo creado por el mercado. Debemos funcionar por sentido común, por agradecimiento y en relación a la otra persona, no solo en base a la normativa.
Participación
Si una ciudad es global, todas las estructuras deberían trabajar de forma conjunta en ella. Ese es un grado de interdependencia muy difícil. Si delegamos en la “administración” no se podrá crear una estructura entrelazada.
Una ciudad que crece de forma natural, que no rechaza la interrelación, sino que se basa en ella, en relaciones reconocibles, nos crea sentido de pertenencia, te reconoces en ella, te fías, te fían, te comunicas “desde la ventana”.
Si te reconoces eres “culto” sabes usar tu territorio.
Espacios verdes
Se utiliza la idea de espacio verde para “vender” que la ciudad es natural. Eso, desde el punto de vista de la interdependencia, no es siempre así. Cada ciudad tienen una relación con su territorio sobre el que ha ido creciendo. En Santiago, por seguir con el ejemplo, una zona de escorrentía del agua urbana ha servido para abastecer de comida a la ciudad. Ahora esa zona se transforma en una casa de cultura fuera del entorno urbano y un posible bosque al margen de la vida de la ciudad.
Existen en muchas ciudades, que no son muy grandes, bastantes posibilidades de retomar el crecimiento natural porque aun tiene espacios de actuación posible. Un proyecto, previsto de hace tiempo en Santiago y que entronca en la interdependencia, propone utilizar una serie de huertos urbanos en determinadas zonas donde los mismos restos “cuidados” de las familias sirvan para producir comida para niñ@s (comedores escolares, por ejemplo). Ese seria un buen ejemplo de interdependencia y desarrollo natural de la ciudad. En él se tiene que dar, necesariamente, la participación de colectivos y ciudadanía y de todas las administraciones que tuvieran algo que ver con la actuación, si es que se quiere llevar a cabo realmente.
En muchas ciudades existen gran posibilidad de proyectos de este tipo (huertos) que hoy día pasan por la actuación de colectivos que se acerquen a la población, conversen, convenzan, actúen, etc.
En muchas ocasiones no se actúa así. Se ponen parques que no corresponden a un desarrollo natural: recogida continua de hojas en vez de que sirvan de abono natural, implantación de especies no autóctonas. Es posible pensar en parques ornamentales, incluso, construidos de forma natural acorde con el territorio, que tuviera una vida mucho más adaptada al mismo, aislado del tráfico, etc, de forma que no supusiera un elemento “ajeno” más.
Es necesario adaptarse a las realidades que existen. Por ejemplo si queremos huertos con comida sana, en el ejemplo anterior, no podemos pensar solo en recoger el agua y ya está. Habría que tener en cuenta el lugar en que estamos y que, por ejemplo, las escorrentías de tejados son bastante sanas pero las que proceden de carreteras pueden llevar metales pesados y será necesario depurarlas de otra forma.
El desarrolla natural debe huir de la huella negativa y lejana que dejan las ciudades. Si no se hace se puede llegar al absurdo, por ejemplo de que España compra a Alemania electricidad de procedencia solar.
Regeneración
La ciudad es un organismo no un robot. El entrelazado de sus piezas tienen un sentido, no es una simple suma que podamos desarmar y reconstruir como en un robot. Debe actuarse con políticas de ser vivo y no de máquina. Uno de los elementos importantes es el de cambiar la idea de propiedad y sus límites.
Una ciudad interrelacionada debe ser permeable al territorio. En ella deben habitar otras criaturas. Nos encontramos que en muchas, por ejemplo, pájaros que eran habituales, ahora ya no aparecen. Los sistemas de reposición de plantas, por ejemplo, deben actuar de forma natural y no basándose en el invernadero, en base a especie autóctonas o, al menos, alóctonas ya adaptadas por su prolongada estancia allí.
Eso daría lugar a una llamada “regeneración integrada”. Ella supone basarse en que debe hacerse en base al uso y en conservar la huella de ese uso, porque en ella está la vida impregnada, “nuestra vida”.
En general para la regeneración se utiliza la idea contraria: la de lo ornamental y lo nuevo a ultranza.
En la regeneración urbana no puedes pensar en tener una parte mal y otra bien de la ciudad porque produciría consecuencias en una zona y en otra. Todas las partes de la ciudad se interrelacionan. Si es integrada supone que se tiene que tener en cuenta, además, a la población que la habita: qué necesitan, cómo lo ven y cómo lo ve el resto de la ciudad Se deberá tener en cuenta también al territorio a través de esa regeneración.
Lecturas recomendadas
- Karl Polanyi 1944 “La gran Transformación”.
- Carta de derechos humanos en la ciudad.
- Carta de Lipzig 2007.
- Declaración de Toledo 2010.
- Pacto por los derechos económicos sociales y culturales de la ONU, que afecta a los derechos de educación, sanidad, vivienda y que supone legislación internacional a la que se puede acudir por encima de la nacional.
- Capital territorial. Juan Requejo Liberal Albert Cuchí Burgos Pietro Laureano.
Debate
En el debate aparecieron algunas cuestiones de interés.
Términos estereotipados: suelen darse una acepción única y aislada a los distintos espacios, tanto de la vivienda como de la ciudad, en cuanto a los uso, la funcionalidad,… Una especialización de espacios que marca nuestra vida. Por ejemplo en la vivienda hay una espacio para cocinar, orto para hablar y compartir. Eso supone romper, muchas veces las interrelaciones que se crean dentro de la casa. En la ciudad ocurre lo mismo.
La ciudad excluyente: en la ciudad se ponen elementos pensando en “eliminar” por ejemplo a gente “indeseable, como los nuevos asientos individuales colocados en círculo. La defensa de nuestra independencia elimina la convivencia con el diferente. La construcción de la ciudad se basa a veces en crear elementos ligados a la propiedad privada que olvida a la colectividad (ejemplo: construcción de soportales cerrados que son imposibles de usar). En las ciudades la norma simplifica y elimina la complejidad que debe tener: elimina el sentido común. La ciudad debe ir ligada al relato, el dibujo de la o las aspiraciones (qué quiero) colectivo, deberá ser un relato común.
La interdepedencia y las posibilidades en educación.
Tiene sentido plantearnos la existencia de espacios comunes, por ejemplo, para aprender, generando ahí la información y el trabajo compartido. ¿Por qué no crear espacios colectivos de aprendizaje e intercambio en vez de aislar el estudio. Eso es lo que se promueve en el estudio de máster de rehabilitación de la universidad de Santiago. Hacerlo así supone una ayuda mutua mucho más fuerte, la posibilidad de usar recursos humanos de forma más compartida (charlas, exposiciones, materiales…).
También Tonucci desarrolló todo un planteamiento de uso de ciudad interdependiente, pensando en una ciudad para l@s niñ@s. En la web de Concejo se recoge un ejemplo llevado a cabo en Segovia con este planteamiento.
Por contra, hoy en día nos encontramos colegios e incluso facultades Los colegios tampoco se construyen pensando en las necesidades de actividad, de relación. Sigue habiendo espacios esterotipados. En facultades pueden darse modelos iguales en territorios diferentes y, a veces sin cuidar la forma de construcción adecuada.