Hay párrafos del reciente decreto de Secundaria del Ministerio que no tienen desperdicio. Tienen la suficiente entidad como para leerlos y ver, no solo lo que dicen sino lo que en ellos se trasluce, el modelo de educación y de sociedad en que están pensando quienes lo han redactado. Parece increíble que se incluya algo así sin el menor sonrojo. Ahí va uno elegido, claro:
Artículo 6. Elementos trasversales
3. Los currículos de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato incorporarán elementos curriculares orientados al desarrollo y afianzamiento del espíritu emprendedor, a la adquisición de competencias para la creación y desarrollo de los diversos modelos de empresas y al fomento de la igualdad de oportunidades y del respeto al emprendedor y al empresario, así como a la ética empresarial. Las Administraciones educativas fomentarán las medidas para que el alumnado participe en actividades que le permita afianzar el espíritu emprendedor y la iniciativa empresarial a partir de aptitudes como la creatividad, la autonomía, la iniciativa, el trabajo en equipo, la confianza en uno mismo y el sentido crítico.
Por un lado ya han conseguido definitivamente ligar emprendimiento y empresa (como si solo se pudiera emprender “si hay negocio personal” y no por ejemplo, bien social. Hay que tener en cuenta que lo de “afianzamiento” no es broma, porque ya en Primaria se hablaba de incluir actividades dirigidas a fomentar el espíritu empresarial y de emprendimiento.
Al margen de eso, este párrafo tiene más. Ahora hay que hacer una loa de la ética empresarial ¿A quien le preguntamos por esa ética? ¿ a quien tuvo que ver con Fabra, Matas, La Gürtel y tantos y tantos empresari@s triunfador@s en ese mundo? Habrá gente honrada que abre su negocio y a duras penas vive de él, claro, como pasa en otros sectores, hay de todo (aunque es@s, quizá, no lleguen a tener “cuenta en Suiza”).
¿No es una casi-adoración religiosa de la figura del empresariado?