Hace poco ha llegado un folleto editado por una organización llamada “Hazteoir” a los centros. Esta organización ultracatólica defiende los valores más conservadores (subsiste dentro de un intento de organización europea llamado citizen.go).
Para hacerse idea, esta organización ha ido concediendo premios anuales y entre las personas que los han recibido están Jaime Mayor Oreja y el director de noticias de la cadena EWTN, ambos reconocidos por sus posturas “abiertas” y “dialogantes” y con valores morales “nada rígidos”.
Ataca en dicho folleto a las legislaciones autonómicas que pretenden evitar la discriminación contra personas del colectivo LGTB para que sean respetadas en su dignidad, tal como dice la Constitución española, y tal como ese mismo grupo dice defender para cada ciudadano y ciudadana de este país. “Hazte oir.org (citizen.go), comparte con toda la sociedad española el principio irrenunciable de respeto a la persona y a su dignidad independientemente de su condición o características. Como consecuencia nos oponemos a cualquier tipo de discriminación”. ¿Cómo se puede decir esto y no entender la discriminación de una parte de la población?
Siguen curiosos argumentos, por ejemplo: “Con el pretexto de proteger a jóvenes “diferentes” lo que hace es imponer un modelo ideológico que afecta al desarrollo emocional y a los valores de menores y familias. Definimos estas leyes como “adoctrinamiento sexual”” … “En educación produce impacto en los alumnos, …imponiendo modelos familiares a padres, maestros y centros de enseñanza”.
Es decir, tratar de hablar de posibles modelos de familia que hoy existen, tratar de que se entiendan las identidades de género que hoy existen, es para esta organización ”imponer una forma de familia y de entender el género diferente”. Es como decir que en un país mayoritariamente musulmán, por ejemplo, tratar de entender que puede haber personas cristianas y pedir que se las respete, es imponer el catolicismo. Seguro que quien dé clase de filosofía puede calificar esta falsa manera de argumentar.
Aseguran también que “los derechos de las personas LGTB están garantizados en la constitución española, son reconocidos en Europa y la ONU” y, por tanto, según dice en la introducción “no hacen falta nuevas leyes de inferior categoría para asegurar los derechos”. Para que nos entendamos, la barbaridad de mujeres asesinadas por violencia machista en 2017, ya tiene también asegurados sus derechos , porque viene en la constitución y no hace falta más legislación , ni más actuación. ¿Alguien puede creerse algo así?
Puede leerse algún ejemplo publicado, para darnos cuenta de lo que puede llegar a esconderse en la experiencia de estas personas El País 17/05/2013 No quiero ir al colegio:
“No quiero ir al colegio”, algo así, cada día, dicho o generalmente no dicho. La mayoría de las veces no dicho o dicho para dentro, como un mantra protector, “no quiero ir al colegio… al llegar a casa, me ponía a llorar, cuando llegaba al cuarto sólo quería quedarme allí, no quería volver a salir… sentía que si me insultaban era porque yo lo era y porque ellos tenían derecho a decírmelo en parte”.
Y en la clase, burlas y en la clase las risas y la vergüenza. El miedo. En la clase las tizas o lo que sea volando. Los insultos. “Me insultaban y muchos de los profesores pasaban de largo”. En la clase, las burlas o lo que sea volando. Y el desprecio. “Me desprecian porque soy despreciable”. Las palizas…
Proteger a este sector de población es para esta organización nada menos que lo siguiente: “En vez de proteger vulneran derechos fundamentales de ciudadanos y otorgan derechos a la carta para determinados colectivos, rompiendo el principio de igualdad jurídica”.
En sus siguientes argumentaciones acusa a esta legislación de que “Se adhieren a la ideología del feminismo radical y LGTBI” “Introduce ideología de género y sus variantes, entre ellas la violencia de género, la identidad o el que existan diferentes modelos de familias”.
No merece la pena ahondar más en lo que pueda o no decir ese folleto, sino en qué significa social y políticamente su aparición y, lógicamente, para el sistema educativo. No en este caso concreto que, seguramente tiene poco recorrido por la vehemencia del mismo, sino de una forma más general, por la aparición de retrocesos tan enormes en la sociedad española y las escuelas que nos pueden llevar por un lado a la reaparición de ideas como el creacionismo u otras y por otro a sembrar la homofobia y el odio a otras personas diferentes como norma. ¿Es eso lo que buscan?
En primer lugar habría que preguntarse cómo una organización (que ahora se apunta al “salto europeo” porque puede ver más posibilidades) en solo seis años tiene capital suficiente para editar un folleto de esas características y hacerlo llegar a cada centro educativo español. Aseguran, además, que no tienen subvenciones y solo viven de las aportaciones de gente cercana. No parece que sean simples trabajadores quienes aportan dinero ahí.
¿Quiénes son entonces estas personas? No es extraño toparse con ellas en la prensa, por ejemplo en el siguiente artículo de [El País : El lobby ultraderechista español que mueve los hilos del movimiento antigay en México…
O cuando algún personaje público utiliza sus “informes”, cómo se recoge en el reportaje de La Sexta, Estas son las perlas homófobas de Agustín Conde, nuevo secretario de Estado de Defensa nombrado por Cospedal : “…El recién nombrado Secretario de Estado por la nueva ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, afirmó en el Senado en 2005 que los niños educados por una familia compuesta por una pareja homosexual tienen un 29% de posibilidades de ser violados por sus padres.
Lo hizo basándose en un estudio publicado por la Asociación ultracatólica ‘Hazte Oír’ y precisamente en el año en el que se aprobó el matrimonio igualitario por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Por último decir que es muy preocupante que, mientras en este país se lleva a juicio a personas por escribir un chiste en twitter, cantar una canción o hacer una función de títeres, cualquiera pueda distribuir su propaganda en los centros escolares aunque sea tendenciosa y pueda sembrar la confusión y la intolerancia en los mismos.