Concepción Fernández Villanueva es profesora de Psicología social y educación en la Universidad Complutense de Madrid e intervino en el Encuentro de Concejo Educativo del día 25 de noviembre de 2017
Comenzó Concepción Villanueva haciendo alusión a algunos trabajos suyos (que pueden encontrarse en la presentación utilizada y que se recoge en este artículo). Parte de lo que contaría después, dijo, tiene que ver con las observaciones hechas en dos centros diferentes, uno en una zona más marginal y conflictiva en la que existe un grado mayor de delincuencia y otro más “normalizado”.
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Los cuatro primeros elementos
Señaló Concepción cuatro elementos como las cuestiones que importaban, según aparecía en el título. Añadía después que haría un pequeño repaso por las tres primeras, por ser elementos más reconocidos en una dinámica escolar y se detendría más en el cuarto , al que llamó” el imaginario” por no estar incluido en muchas ocasiones en el planteamiento de análisis de la realidad escolar.
El primero de los elementos a analizar en la realidad escolar, desde la perspectiva de la psicología social es el del curriculum oculto en relación al aprendizaje en el aula. Es de hace tiempo conocida, en boca de la ponente, la existencia de un currículo oculto, diferente al formal y que es necesario desentrañar al analizar que ocurre en una clase. Está marcado este por las expectativas del profesorado, el valor que se dé al alumnado, a las aulas, a cada elemento que entra en juego en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Este es un elemento ya tratado en otras ocasiones pero a tener en cuenta.
También se debe analizar, decía, aun habiéndose tratado en otras ocasiones, el currículo oculto que encierran los libros de textos ( y materiales en general) y que puede condicionar la educación del alumnado, especialmente en edades tempranas. Los libros de texto seleccionan, orientan y matizan la información y esa es la que llega al alumnado. Puso algunos ejemplos en relación al tema de género. Por ejemplo empezando por los personajes masculinos o femeninos que hacen o no aparecer en los mismos. También por el sexismo existente en los libros en los que se ponen algunos adjetivos a las mujeres diferentes de los de los hombres . Marina Subirats ha venido realizando estudios en que se ve que a las chicas se les asimila a ellas mismas, su cuerpo (guapa , por ejemplo) o a actitudes como la obediencia. En cambio a los chicos se les relaciona con actividades del mundo exterior. En base a esa estructura de textos no igualitaria se hace trabajar a lxs niñxs. Habría que preguntarse qué hacen y quienes son los protagonistas de los cuentos que leen. Según un estudio realizado, el 80% de esos protagonistas de cuentos son chicos o animales masculinizados.
Esta dimensión de género en los libros de texto y otras van cambiando pero son muy persistentes y deben seguirse vigilando, avisaba Concepción Fernández en el final de este apartado.
El segundo elemento al que calificó como importante al analizar el aula desde la psicología social es el profesorado . Señalaba la importancia de las expectativas de este sobre aquella. Comenzó este aspecto haciendo una referencia al efecto Pigmalión sobre el rendimiento de lxs estudiantes. Está comprobado, continuaba, que mejora el proceso de aprendizaje del alumnado, si existe una creencia positiva sobre sus posibilidades (no solo racional), que sean realistas. Ésta hará que le exija algo que confía en que haga, se lo hará saber y le mostrará que lo ha hecho.
También, decía la ponente, existe el efecto Pigmalión negativa, el rechazo, por estereotipos que se marca, el “no se puede hacer nada”, el automensaje que a veces se da de “lo dejo por imposible”… Ser importante, continuaba, tener cuidado con las forma de calificar al alumnado ya que se transmite y pueden tener consecuencias negativas.
Por otro lado, al referirse al profesorado remarcaba la importancia del modelo que este representa en cada, lugar y en cada actividad. Esta figura es algo más que trasmite información, ejerce una influencia interpersonal importante, trasmite una imagen, con o sin carisma. A la vez, el alumnado evalúa constantemente la coherencia del profesor o profesora.
El tercer elemento importante en este análisis, señalado por Concepción Fernández es el clima del aula. ¿Qué sensación tiene el alumnado cuando van al aula? , decía. ¿Cuál es la atmosfera afectiva que se encuentran, la confianza? ¿Qué actitud siente, la de tenerse que reprimir, la de sentir posibilidades de “hacer” ….? Tiene todo esto que ver con la confianza que se crea, la visión que tiene del profesorado, el estilo del profesorado, de la relación con él,
El estilo de profesorado y relación que genera, lo que influye en el clima del aula, tiene que ver con al análisis en los estilos de liderazgo en general o de la socialización familiar: relación autoritaria, de firmeza ( como algo cualitativamente distinto a lo anterior) o descuido , de claridad o confusión y poca definición, etc.
Tiene que ver todo este aspecto, añadía cerrando este apartado, con lo imaginario que luego iba a desarrollar.
El cuarto elemento importante a analizar en un aula desde la Psicología Social es el de la interacción decía Concepción Villanueva. Se crean allí dinámicas en que no todo el alumnado está en igualdad: hay personas más populares, más introvertidas, aisladas, otras que están en medio de todas esas características… esa es una realidad que habrá que conocer
Lo imaginario
Por último llegó al quinto elemento, en el que se detendría más: “lo imaginario” . Esto tiene mucho que decir en las interacciones escolares. Es un conocimiento más cualitativo que cuantitativo, equivalente a “la atmósfera” , la imagen, la apariencia que percibimos de una realidad, que puede ser falsa pero es “nuestra verdad”. Tiene una gran importancia en publicidad y estética .
Está basado en nuestro desarrollo evolutivo: de lo real se pasa a nuestro imaginario y de ahí al simbolismo mucho más elaborado y racionalizado.
Los seres humanos, desde que nacemos, evolucionamos desde lo real (lo primero con el tacto). Es esa una realidad que luego sintetizamos y en esa síntesis es muy importante la imagen (en sentido amplio) que nos hacemos. Por ejemplo a un bebé le tranquiliza la imagen de la madre o el reconocer su casa). Ese conocimiento nuestro de la realidad, por tanto, es un condensador de sensaciones (resume muchas a la vez). Por otro lado es un conocimiento a veces muy ilusorio. A veces es falso y con dimensiones de engaño. Por ejemplo cuando un hermano mayor siente celos y que le quieren porque cuidan de otra forma al pequeño.
En nuestra evolución en el conocimiento pasamos de lo real a la imagen que nos hacemos y finalmente a lo simbólico. Aun así esa imagen que nos hacemos con todas sus imperfecciones y sus falsas interpretaciones reaparecen en situaciones conflictivas y tiene mucha importancia en momentos de cambio como la adolescencia o el paso a la vejez.
Los imaginarios tienen mucha importancia en la evolución de los pueblos y los colectivos. Se suele crear en muchas ocasiones una idea imaginaria representada en una imagen idealizada.
Existen los llamados “imaginarios constituyentes” que se expresan, no como algo lógico, sino en imágenes y palabras pero que tiene un fuerte contenido de representaciones , con fuerte contenido carismático.
Al no regirse por la lógica suele ser ideas polarizadoras (se siguen esa visión o no se sigue) y resisten la crítica. Son representaciones con mucha fuerza y mueven a la acción. Existen, no obstante representaciones exageradas, en que está muy distorsionada la realidad.
Por otro lado los imaginarios son temporales, aparecen y pueden desaparecer, lo que permite la evolución humana.
Resumía Concepción Fernández el imaginario bajo las siguientes características:
- Son explicaciones del mundo que actúan como reales.
- Se exteriorizan en las prácticas y en imágenes.
- Se transmiten y tienen una gran posibilidad de arrastre.
- Se acaban perdiendo.
- Son útiles para comprenderse y crearse
No se trata de juzgarlos, siempre existen, son universales y tiene mucha importancia en la evolución de niños y niñas, en la evolución y en los cambios sociales. Los nacionalismos, por ejemplo, están impregnados muchas veces de este tipo de imaginario. Es, eso sí, un proceso a tener en cuenta.
Los imaginarios en el mundo educativo
Existen imaginarios en todos los elementos de la Escuela. En nuestras aulas también, añadía, pueden existir imaginarios diferentes que hacen tener visiones dispares de lo que es el mismo aula y lo que ocurre allí mismo aula distinta y conducen a formas distintas de actuar. Esa misma escuela se puede ver como una cárcel o un lugar agradable y agradable en el que estar a gusto. En este momento mostró los dibujos y fotografías pedidos a dos grupos diferenciados de alumnado de una misma escuela, uno más relacionado con actitudes violentas y otra menos , viéndose diferencias claras en su visión de la misma En la imagen se ven algunos ejemplos claros de imágenes que tiene dos grupos de alumnado de una misma escuela:
En nuestras aulas deberemos saber , como el caso mostrado, qué representaciones, qué imaginarios existen, del alumnado respecto al profesorado y viceversa . En este punto mejor, decía, la ponente usar la idea menos peyorativa de “imaginario” que la de “estereotipos” por ser un concepto con más opciones de análisis y por tanto de generar cambios en él.
Quizá debiéramos reconocer los significantes vacíos y gastados que ya existen y plantearnos el crear otros imaginarios alternativos, nuevos, radicales y que lleguen al alumnado y la comunidad educativa como pasos a dar de cambio que después serán ya más simbólicos.
En el debate
En el debate aparecieron algunas cuestiones de interés y sobre las que habría que profundizar más como por ejem plo ¿cómo se da la construcción del “nosotrxs”. Respondía Concepción Fernández asegurando que siempre hay una construcción del “nosotros”. Se hace en relación a “lxs otrxs” por interacción, porque nos es necesario saber con qué nos identificamos, con qué sentimos más proximidad. Nos “igualamos” y nos diferenciamos” y se hace por identificación, no de forma racional, al menos inicialmente. Esas identificaciones se pueden perder con el tiempo pero mientras lo hacen , influyen en nuestras acciones. Puede haber, eso sí, un “nosotrxs” muy rígido o muy flexible.
Se ponía también en duda la licitud de utilizar nuevos imaginarios para contrarrestar los que existen que sean diferentes en su propósito, radicales. La ponente aludía a la universalidad de la existencia de esos imaginarios y a que estos están destinados a convertirse en símbólicos en su evolución , sin ser , por otro lado eternos. Los imaginarios son necesarios para avanzar y el cambio en estos también. Hizo mención del imaginario creado, por ejemplo, con la violencia de género. El foco se pone en las víctimas siempre y no en quienes asesinan. Quizá eso fuera conveniente en una época en que estas estaban olvidadas, eran invisibles, pero no en este momento. Ahora es importante cambiar, hay que señalar a quienes matan y a otras víctimas.
El poder, señalaba contestando a otra pregunta, suele diseñar imaginarios de forma consciente para condicionar la acción de muchas personas, pero no siempre tiene éxito y no es el único que lo hace. Por ejemplo en el imaginario de la mayoría de docentes y del alumnado está el que un aprobado en una asignatura significa sacar bien un examen. Incluso las minorías pueden crear esos imaginarios que tengan arrastre y eso permite la evolución, el cambio. En este punto reiteró su propuesta de olvidar imaginarios gastados y vacíos y cambiarlos por otros llenos de fuerza , radicales y útiles para cambiar situaciones injustas .