Espacio dedicado a debatir sobre por qué la memoria histórica y democrática no ocupa el lugar que históricamente le corresponde en nuestras aulas. Tuvo lugar en el Encuentro de Verano de 29 de junio de 2024 organizado por Concejo Educativo de Castilla y León.
Contenido
Presentación
Esta sesión estuvo acompañadas de otras a las que puedes acceder a través del enlace: https://www.concejoeducativo.org/2024/29-junioencuentro-de-verano-de-castilla-y-leon/
La sesión estuvo precedida de la proyección del documental “la escuela fusilada y en el debate intervinieron:
- Orosia Castán. Historiadora e investigadora del movimiento memorialista.
- Jesús Valverde. Coordinador de jornadas cine de memoria democrática de la AV Vicente Escudero (Valladolid).
Jesús Valverde ha colaborado con dos actos organizados por el grupo de Memoria democrática de La Tribu Educa:
Recogemos en este artículo las reflexiones de Orosia Castán
Memoria democrática, dificultades para su enseñanza
Acerca de las dificultades de la enseñanza a la hora de abordar la Historia del siglo XX en España y singularmente la etapa del golpe de estado de 1936, la subsiguiente guerra civil y la represión franquista, en el enunciado de las presentes jornadas del Concejo Educativo de CyL se formulan dos interrogantes: ¿desconocimiento? ¿autocensura?
Es interesante remarcar que ni uno ni otra serían las causas de la escasa presencia de estos contenidos en el currículo escolar. El argumento que más abunda es el de la falta de espacio en los programas, ya que, colocados al final de los cursos, siempre falta tiempo para analizar, exponer y asumir una etapa importantísima que nos marcó a todos como ciudadanos y que sigue siendo objeto de debate, discusiones y disenso en la sociedad entera.
Bien es cierto que el docente cuenta con la libertad de cátedra, y que además en la actualidad se constata la existencia de una historiografía científica acerca de la Historia Contemporánea de España en el siglo XX, tras varias décadas de proyectos de investigación, libros, artículos científicos y tesis doctorales que han permitido construir un consenso amplio acerca del análisis de la Segunda República, la guerra de 1936-1939, el franquismo y la Transición a la democracia.
Por tanto, no hay desconocimiento, ni debe haber autocensura, por más que el tema, utilizado políticamente durante toda la historia reciente, sea incómodo y no guste a nadie.
Pero la finalidad de la Historia no puede ser dar lustre y grandiosidad a la historia de España ni la de cualquier otro país o comunidad, sino la de construir un discurso histórico riguroso y proporcionar un conocimiento sólido y cimentado científicamente sobre el pasado. En una democracia, los poderes públicos no pueden ni deben señalar a los y las historiadores profesionales qué Historia han de enseñar, y desde luego, no pueden intentar obligar a mixtificar los hechos en pro de extender una determinada visión, por más que ésta sea la versión canónica, imperante durante décadas, que favorece a los vencedores, culpa a los vencidos y justifica procedimientos antidemocráticos. La Historia y sus profesionales han de tener como objetivo investigar, entender y explicar críticamente el pasado, enseñar y divulgarlo desde el firme compromiso para formar una ciudadanía democrática, crítica y consciente de su pasado histórico.
En cuanto a la Memoria, hay que resaltar que ha constituido una herramienta imprescindible a la hora de completar el estudio de esta etapa.
Es necesario reiterar que la memoria privada, la de las familias de las víctimas, es un derecho democrático frente al olvido impuesto a sangre y fuego por la dictadura franquista, olvido imprescindible para poder imponer una versión distorsionada y falaz de los hechos históricos; para justificar un golpe de estado dado contra la legalidad republicana y para hacer desaparecer definitivamente los daños infligidos al país entero, cifrados en la muerte violenta de miles de personas, la destrucción material y moral de un país entero y la imposición forzosa de ideologías, políticas y formas de vida durante años y años.
Este es uno de los consensos básicos a los que antes nos referíamos, y a la hora de exponerlos no puede haber una equidistancia entre quien defendió la democracia y quien luchó durante cuarenta años para destruirla y evitar su retorno, porque es imposible equiparar una democracia a una dictadura desde el punto de vista de los valores democráticos de nuestra sociedad.
UNAS NOTAS ACERCA DE AURELIA GUTIÉRREZ BLANCHARD
Aurelia Gutiérrez Blanchard era Inspectora de Enseñanza y directora de la Escuela Normal de la ciudad cuando fue secuestrada en su casa de la plaza Circular de Valladolid el 28 de agosto 1936.
Aurelia estudió Magisterio en Madrid y fue el número 1 de su promoción. En 1911 ganó una cátedra en Granada. Trabajó hasta 1933 como profesora de Pedagogía y Prácticas del Instituto General y Técnico de Melilla y fue directora de la primera Escuela del Magisterio Primario de Melilla, dependiente de la Universidad de Granada.
En 1933 fue destinada a Valladolid, donde destacó por sus ideas progresistas.
Aurelia Gutiérrez Blanchard era muy conocida en el ámbito de la enseñanza, por ser una gran figura de la pedagogía moderna, vanguardista y defensora a ultranza de la enseñanza pública, laica, universal y gratuita, y su discurso al respecto es hoy tan válido como en su tiempo. Trabajó en defensa del maestro, del reconocimiento del derecho a la educación para todos los niños, del papel de la cultura y la formación sobre el avance de las sociedades y del papel de la mujer en el magisterio y en la sociedad. Este posicionamiento le generó enemigos muy peligrosos dentro del campo de la enseñanza. Muy pronto se le achacaron motivaciones políticas cuando defendía la escuela pública frente a la privada; las Academias, organizaciones educativas privadas que pretendían soslayar la prohibición educativa a las órdenes religiosas, denunciaban a Aurelia por su pretendida politización e incluso persecución, ya que la acusaban de suspender a las alumnas procedentes de las Academias particulares que el clero seguía manteniendo, burlando así la ley.
El enemigo que se creó de esta forma fue sin duda el que la mató. En Valladolid, la iglesia disputaba fieramente sus privilegios sobre la educación, atacando y difamando a la enseñanza pública hasta extremos inconcebibles. Onésimo Redondo, principal impulsor del odio y la agresividad hacia la escuela republicana y sus maestros, llega a igualar la coeducación en la escuela con la prostitución, excitando a los padres católicos a impedir “la prostitución a la que intentan conducir a sus hijas…”
Los asesinos y ella se conocían. Así lograron que los acompañase aquella tarde de julio, cuando ya se conocían los crímenes que se estaban cometiendo en la ciudad, y se subiese a un taxi con ellos. Su cuerpo apareció en un descampado cercano a la localidad de Santovenia de Pisuerga. Tenía 58 años. Fue uno de sus compañeros quien identificó el cadáver en el Depósito Judicial. La habían ejecutado.
El crimen cometido contra esta maestra de maestros se tapó concienzudamente, de tal forma que su nombre ha desaparecido incluso en las referencias familiares, en el ámbito más personal. Y es que los asesinos y sus inductores, gentes cercanas al mundo de la enseñanza, ordenaron la destrucción de todos los papeles, documentos y fotografías, incluyendo los que se encontraban en el domicilio de la pedagoga, motivo por el que sus hijos carecen de cualquier documento personal.
El Ateneo Republicano de Valladolid propuso dedicar una calle de la ciudad a Aurelia Gutiérrez Blanchard en reconocimiento a su labor profesional y a su trayectori 1a, cosa que hasta el momento no se ha conseguido, posiblemente por su relación con la República y por la forma en que desapareció. Habría que responder a demasiadas preguntas y el camino más fácil es el del olvido, pasando por alto la enorme aportación que hizo en el campo de la enseñanza.
Valladolid, 29 de junio 2024
- Con una idea de homenaje pero también se justicia hacia ella, Jesús Valverde mencionó la petición de un grupo de profesorado , entre los que se encontraba él, de lo que hace años se denominaba Escuela de Magisterio, para que una foto de Aurelia figurara entre todos los directores y directoras que ya se encontraban en las paredes de la misma. La petición, por lógica que pudiera ser, nunca fue atendida