Yayo Herrero en el Encuentro de Verano de Concejo Educativo de CyL, 1 de julio de 2014
Ver referencias sobre Yayo Herrero en la crónica de esa jornada: 1 de Julio. Encuentro de Verano 2014: “Lo colectivo mueve, mueve lo colectivo”.
Se incluyen grabaciones de la charla al final del artículo en las dos partes en que se dividió la ponencia: análisis y propuestas.
Puede encontrarse otra crónica del Encuentro de Verano, así como grabaciones de las mismas en la revista digital Último Cero.
¿Por qué hay que cambiar la mirada con la que ver el mundo? Sin saber ciertas cosas no es posible entenderlo.
Contenido
I. Análisis: pensar el momento, crisis civilizatoria.
Existen varios elementos que nos obligan a ver el mundo de otras forma.
1.- Crisis de energía
Sin saber los riesgos que hay, sin conocer que deriva llevamos, nunca podríamos entender que nos hace falta cambiar la perspectiva. Vivimos contra la la naturaleza, estamos contraviniendo su metabolismo. Como consecuencia hemos llegado a una situación de crisis energética. Esa crisis está originada por:
Un “pico” en la disponibilidad de petróleo.
Vivimos en una sociedad que depende del petróleo. En cambio no hay reservas para poder acumular el que ahora ya se está extrayendo. El que ahora se extrae supone un coste muy superior al de hace unas décadas, como puede verse en su tasa de retorno.1
La crisis ha originado que zonas de mayor pobreza tengan ya problemas para pagar su energía.
Las fuentes de energía renovable no tienen (ahora) la suficiente potencialidad.
Su tasa de retorno es de 30, como puede verse en la nota a pie de página utilizada antes. Eso sin contar con la política de veto que el Estado español le está poniendo.
Respecto a la energía nuclear (sin hablar de su peligrosidad), hay que contar con que también es no renovable, depende de la cantidad de mineral que exista (como en todos los minerales). El Uranio tiene un pico de agotamiento de 60 años al ritmo de utilización actual (que quedaría recortado, lógicamente, si se aumentara su uso).
Estamos en un momento en que la bonanza energética se ha acabado. La humanidad va a disponer de menos energía. Necesitará una menor producción, por ejemplo, de coches. El metabolismo económico del que disponemos está agotando los recursos.
Esta información está ausente del debate social, se usurpa ese debate. Se crea una “supuesta” discusión sobre el futuro posible pero sobre que algo que realmente no existe, la opción de energía “infinita”. La cuestión está ausente de los libros de texto e incluso en la universidad.
2.- Crisis ecológica, cambio global
La alteración de la atmósfera está rompiendo el sistema auto-organizado de la Naturaleza, que funcionaba de forma cíclica: polinización, larvas, frutales… Este cambio está afectando a la biodiversidad y a lo que podríamos llamar “ideo-diversidad” es decir, lo que las personas sabían que “había qué hacer “ en cada momento y que ahora está variando (siembra, cuidados, formas de preservar un cultivo, etc.).
El ser humano se ha extendido en el planeta en las condiciones que hasta ahora han existido, en ellas hemos co-evolucionado con otras especies. La economía está cambiando todo este conjunto del planeta. ¿Existe riesgo para la vida? Posiblemente no, pero sí se puede decir que no serán las condiciones de vida para las que está adaptada nuestra especie.
Ha existido la lucha de clases en términos de renta. Existen grandes diferencias de acceso a los recursos. Si toda la población de la Tierra tuviera acceso a la media de la población española, harían falta tres o cuatro planetas para abastecerla. Si se contara con el nivel de USA, harían falta de cinco a siete planetas. Los países ricos son deficitarios en recursos y excedentarios en residuos. Hay una regla que siempre se cumple: consumir por encima de lo que tu territorio te aporta supone expolio. Se basan necesariamente en una “economía caníbal” que usurpa recursos. Se llega a un ecologismo social, al concepto de deuda ecológica con la “periferia”.
Los seres humanos nos caracterizamos por la interdependencia. La idea de lo colectivo es antropológica. Todo el mundo necesita cuidados en alguna ocasión: niñez, vejez, situaciones de dependencia, enfermedad…
En una sociedad patriarcal ese cuidado ha sido asignado a las mujeres. Esa actividad es diferente del trabajo reconocido como tal. En países como España la mujer salió a ser sujeto reconocido, a buscar empleo remunerado. Lo hace sin la entrada del hombre en las tareas que no computan socialmente (domésticas, o de los cuidados). Esta doble tarea de la mujer se ha logrado compatibilizar de dos formas: dar parte a otra mujer, como la abuela o mediante la salida al mercado. En cualquiera de las opciones sigue siendo una tarea asignada a mujeres mayoritariamente, sigue siendo una cadena de cuidados femenina. Además, en el caso de la salida al mercado las mujeres proceden de los mismos países que ha sido expoliados.
En la situación actual se agranda el tiempo dedicado a esas tareas que no computan por: envejecimiento, alejamiento del trabajo de la casa, individualización-individualismo (potenciación de la familia nuclear y sin aporte vecinal), precarización del empleo…
En el estado español existe actualmente una situación que la hace empeorar: recortes en la ley de dependencia, desahucios, personas sin protección… En esta situación ¿dónde se ajustan las tensiones que surgen? ¿quién se encarga? Deben de asumirse desde las casas, la familias y los mayores que sirven de “amortiguador”. Precisamente ese lugar patriarcal que supone un riesgo para las mujeres.
En las primeras encuestas sobre empleo en las crisis, 2007/2010, había una pérdida de trabajo fundamentalmente masculino debido a la construcción. En las siguientes encuestas del uso del tiempo de 2010, se detecta que las mujeres tienen más trabajo doméstico que antes, aun estando el hombre más disponible para el trabajo en casa, a la vez que en los hogares monoparentales suponen menos trabajo doméstico. También se detecta una mayor grado de crisis depresivas y consumo de alcohol en los hombres en paro. Parece lógico pensando en su grado de frustración por ver que no cumplen el papel para el que han sido asignados.
II.- Alternativas desde el ecofeminismo: darle la vuelta a la situación, también desde la educación.
Debemos repensar nuestro papel en el planeta, y poner el bienestar de todos y todas como centro de la cuestión.
1.- Ecodependencia
Término que implica límites: los recursos no renovables se agotan y los renovables se regeneran a su ritmo. Nada se puede plantear con crecimiento ilimitado. Se ha ido creando un sistema que parece independiente de los recursos que existieran.
En otro orden de cosas, los cuerpos son vulnerables y necesitan cuidados, tienen dependencias. En cambio aquí también se crea una sociedad en que no lo parece.
2.- Producción y reproducción
El término producción ha ido cambiando de significado en las sociedades que se van construyendo.
En el siglo XVII, cuando empieza a usarse, se entiende como forma de acrecentar lo que la naturaleza ya genera para obtener bienes y servicios… Podría ser cíclico, se podía hacer si sobrepasar los límites.
Esta idea cambia en la Escuela Neoclásica, sobre todo hoy en día. Ahora se mide el valor solo en términos monetarios. Hay procesos naturales, parir o envejecer, por ejemplo, que no forman parte del estudio económico. Así cambia el término “producción” que pasa a ser un agregado monetario, (PIB). La medida es en euros o dólares y da igual que lo que se genere sea cultivos de trigo o bombas racimo, si ambas hacen crecer la economía, si aumentan el PIB. El PIB está desligado con la vida en la Tierra. Se genera así un capitalismo de exclusión.
En el PIB no suma el trabajo del hogar o que las personas estén sanas y las llamemos autónomas, por estar listas para producir. En cambio patologizamos la dependencia y así la enfermedad si puede suma. Tampoco suma la paz, pero sí la guerra.
Se produce una ruptura del mundo económico, de la producción, con el mundo de la reproducción (la vida, los cuerpos, la acción social). Suele representarse con un iceberg. La parte superior es la de la producción, pero debajo está una gran parte de la actividad social: el mundo de los cuidados, el tiempo dedicado a otras actividades.
Se considera “trabajo” a lo que entra en el PIB solamente, en el mundo de la producción tal y como ahora se entiende. La actividad que tiene que ver con el bienestar de las personas, en el mundo social y de la “reproducción” entraría en lo que se podía llamar “sus labores”. Se paga la mano de obra, pero nunca se podría costear lo que cuesta “regenerar” esa mano de obra y mantenerla en disposición de producir.
La actividad considerada “trabajo” la que se encuadra en el PIB es la que crea derechos sociales y económicos, que no son inherentes a las necesidades de las personas. Esa sociedad basada en el cuidado de su PIB, es la que se preocupa del crecimiento económico, pero no del bienestar, mientras es la que toma las decisiones sobre los tiempos y los espacios que condicionan la vida de las personas, desde aspectos más generales como qué terrenos se “recalifican” o cuáles deben dedicarse a prospecciones, por ejemplo, hasta lo más personal de ajuste de los horarios de las personas según el mercado. Caemos en la contradicción de delegar el bienestar de la gente en manos de un sector que la deja de lado.
3.- Educación
Los libros de texto, esconden un fondo de capitalismo neoliberal muy fuerte. Reflejan el conocimiento de la sociedad preparada para que el niño o la niña trabaje. Debemos pensar en otro tipo de material que recoja, además, otro tipo de propuesta.
Se refleja tanto en el lenguaje utilizado (como en otros ámbitos), en el que, en muchas ocasiones se produce una tergiversación. Por ejemplo ¿qué idea se está trasmitiendo cuando se habla de “coste de educación” e “inversión en carreteras”?
También en el reparto de materias, atomizadas, o la selección del contenido. En este ámbito habrá mucho que analizar y proponer. Habrá que ayudar a mirar de otra forma el currículo, mirar hacia “nosotr@s”, poner el acento en el bienestar colectivo. Existen elementos clave que habría que desarrollar en ese mundo educativo como: el lenguaje a utilizar, ecodependencia e interdependencia, límites, establecimiento de vínculos, cuidados del cuerpo y las personas,…
Debemos basarnos en un enfoque sistémico, en la ecología del sistema para proponer cambios en las escuelas. No solo hacia adentro, en una escuela aislada, sino conectando lo de dentro y lo de fuera, pensar en que se aprende de dentro a afuera y de fuera a adentro, tener relación con los movimientos sociales del exterior, establecer una relación cívico-educativa. Por ejemplo, ¿por qué desde la escuela no se pueden hacer microproyectos de urbanismo pensando en el bienestar del colectivo, como propone alguna asociación como “a pie de calle”?
Quizá en las escuelas debamos trabajar la “incertidumbre”, volver a interrogarnos. Quizá la clave sea encontrar cuáles son las cuestiones a hacerse, por ejemplo: ¿de cuánta energía disponemos y a “cuánto tocamos”?
4.-Ecofeminismo ante la crisis. Líneas de actuación.
Tres son las preguntas que nos podríamos hacer desde un planteamiento ecofeminista:
¿Cuales son las necesidades a cubrir para tod@s? (Ahora se habla, en cambio, de demandas.)
¿Qué debe producirse en función de esas necesidades?
¿Qué trabajos son socialmente necesarios en función de lo anterior? (y por tanto cuáles serían indeseables)
Resultan, en función de ellas, tres ejes a tener en cuenta:
1º.- Decrecimiento material de la esfera económica
Es algo que va a ser necesario, no solo deseable, por lo ya dicho sobre energía. Ante ello habrá dos soluciones:
Ecofascista: que supone sostener el nivel de un “grupo privilegiado” a costa de otros grupos, países, sectores de población etc.
Reconvertir el conjunto: interiorizar el problema y actuar como colectivo, volver a hablar de austeridad, pero no como resignación hacia el expolio, como ahora se hace, sino con un significado distinto, por ejemplo, para hablar del reparto de la energía y su uso. Tenemos que aprender a vivir bien con menos.
En muchas ocasiones se confunde el derecho individual con el privilegio. Si no es posible que todo el mundo tenga un bien concreto si lo quiere, estamos hablando de privilegio.
Existen alternativas para ir por este camino, propuestas que habrá que depurar, lógicamente, aunque se empeñen en decir que no y que la única salida es la que nos proponen desde su interés.
2º.- Poner en juego la interdependencia
Tener en cuenta la idea de cuidado, pero no asignado a la mujer, sino participado y social. Incluir, por ejemplo , el derecho individual a “no cuidar” y por tanto la necesidad de servicios sociosanitarios que lo cubran. Llegaríamos así a que lo colectivo es un elemento básico de la democracia.
3º.-Distribución de la riqueza
Al ser un planeta limitado, es la única salida. Deben establecerse debates, tanto de rentas mínimas como de máximos. Habrá que establecer límites en los que la propiedad se hace algo obsceno, habrá que “desacralizar la propiedad”.
4º.- Favorecer el cambio en lo político
Habrá que ir favoreciendo cambios en el poder que permitan este tipo de cambios por todos los lados. Paralelamente harán falta una “nuevas gafas” en las personas para que asuman ese cambio, que de otra forma, aunque alguien lo promoviera, resultaría imposible.
En este sentido entra la legitimidad o no, de la insumisión y la desobediencia. Estas se hacen legítima cuando lo que se impone llega a ser inmoral.
Por otro lado debemos entender que lo personal también es algo político. Hay que reivindicar, denunciar, pero también defender a la persona que se ve afectada por esa injusticia. Por ejemplo reivindicar el derecho a la vivienda pero defender a quien están desahuciando. No hacerlo, además, podría dar lugar a que organizaciones “populistas”, de carácter fascista incluso, lo hicieran, con la manipulación que ello supone.
Los centros educativos son centros “políticos” en el sentido de que desde ellos se conecta la acción con la relación personal, se atienden necesidades personales, etc. Debemos lograr que estén articulados y dar un sentido vital en ellos.
En este y otros ámbitos habrá que tener en cuenta siempre que la atomización produce más vulnerabilidad y lo colectivo mayor fortaleza.
<Vídeos de la intervención>
1ª parte: “Análisis: pensar el momento, crisis civilizatoria”.
2ª parte: “Alternativas desde el ecofeminismo: darle la vuelta a la situación, también desde la educación”.
- La Tasa de retorno es la relación económica entre lo que se invierte en extraer esa fuente de energía y lo que se obtiene con la misma. En el caso del petroleo llegó a ser de 120 (por cada dólar invertido se obtenían 120). Ahora es mucho menos eficiente (más costosa su extracción) ha bajado a 35. En el caso de la renovables en general, está en unos 30, la solar fotovoltaica en 15, la solar térmica 12. Otras como la de combustible esta entre 0,8 y 1,2 y el fracking entre 2 y 3.