Contenidos
(del documento
completo)
Preámbulo
1.- ¿Por qué dar importancia hoy al
trabajo cooperativo?
2.- Qué es el trabajo cooperativo
2.1.- Condiciones a tener en cuenta, secuencia y proyecto común
2.2.- Dificultades ante el trabajo cooperativo
2.3.- Propuestas cooperativas de aula. Ejemplificación
2.4.- La cooperación entre el profesorado. Ejemplificación
3.- Cooperar es construir Escuela Pública
3.1.- Espacios de intervención
3.2.- Entorno cooperativo: aula y centro
4.- Redes sociales. Modelos de cooperación a
imitar desde la escuela .
4.1.- Condiciones necesarias para lograr que la cooperación
sea la forma de actuación en el centro y en el aula
4.2.- Dificultades que surgen en el desarrollo de un proyecto basado
en la cooperación y creación de red.
4.3.- Soluciones a algunos de los problemas que surgen en el trabajo
cooperativo y en red.
Preámbulo
El
presente documento surge como tema eje de trabajo del curso 04-05 en Concejo
Educativo de Castilla y León a nivel regional.
Se
pretende mostrar cómo hay objetivos educativos, y también sociales, que se
alcanzan coordinando acciones que de otra manera no se podrían conseguir, cómo
del resultado de actuar colectivamente se obtienen beneficios buscados y
compartidos entre todos y todas.
Lo
que se recoge en este documento va dirigido al aprendizaje desde un punto de
vista cooperativo como parte de la formación integral del alumnado. Para ello
se hace necesario referirse a todos los ámbitos posibles. Por supuesto es
importante centrarnos en el aula. No obstante, parece igualmente relevante
hablar del equipo docente como agente “colectivo” de la formación y también
como modelo. Por otro lado, habrá de tenerse en cuenta el centro en su conjunto
como ámbito de desarrollo de la vida educativa y ámbito de aprendizaje más
informal.
Se
complementa el documento con una proyección más amplia sobre las posibilidades
de intervención en la sociedad actual y de utilización de ésta como modelo en
el aula.
Las
ilustraciones que acompañan el documento se extraen del trabajo elaborado por
las personas asistentes a la primera sesión.
Para
llegar a este documento hemos contado con la aportación de las personas
asistentes al tema central y con la experiencia de varias personas y
organizaciones que nos han guiado como expertas en las siguientes temáticas:
“La
Interacción educativa en el aula”
Mª Ángeles García, Carlos Gil, Eusebio Sacristán (profesorado del IES
Galileo de Valladolid).
“Hacer
del centro un entorno cooperativo” Mª Ángeles López Fraguas, Avelino Jular (consultores
en desarrollo organizacional).
“Redes
y Cooperación, modelos a imitar desde la escuela” Asociación Familiar Rondilla de Valladolid, CIFAES de
Amayuelas de Abajo de Palencia.
¿Por qué dar importancia hoy al trabajo cooperativo?
El trabajo cooperativo y el aumento de la interacción entre el alumnado y entre el
profesorado, ha sido considerado desde siempre una clave educativa para la renovación pedagógica. Ahora parece importante volver sobre él en un momento el que no sólo se acentúa el individualismo y la competición, sino que se ven como naturales dentro de nuestra práctica educativa y su reflejo en la sociedad.
Vivimos, por tanto, en una inercia que parece necesario contestar y ofrecer alternativas en clave de acción, desde la visión de una educación renovadora y que sirva al conjunto de la sociedad y no a intereses particulares.
Existe otra circunstancia que hace de ésta una situación oportuna para desarrollar en la escuela el trabajo y aprendizaje cooperativo. Vivimos en una realidad cada vez más plural, tanto sociocultural como étnica. El aprendizaje y el trabajo cooperativo es una herramienta útil para enfrentar los retos educativos y sociales actuales, para interactuar a partir de las diferencias hacia situaciones cada vez mejores, dando respuesta así, junto a otras actuaciones, a dicha pluralidad. Lo contrario sería construir guetos, separar, favorecer los enfrentamientos.
La sociedad necesita que sus futuros ciudadanos y ciudadanas aprendan cooperativamente frente el individualismo
que está impregnando las relaciones sociales y escolares, frente a que el aprender se desee convertir en una competición, que marque metas reservadas a unas pocas personas “excelentes”. El individualismo en el aula provoca situaciones anacrónicas como que el alumnado considere un obstáculo “tener que esperar a que el colectivo desarrolle un trabajo en que todas las personas aprendan y lleguen a una meta común”.
El aprendizaje cooperativo es hoy necesario en el aula porque la escuela tradicional aún persiste. Se asienta ésta en la clase magistral, dirigida a un alumnado “oyente-pasivo”, estableciendo una comunicación unidireccional: el saber procede de una sola voz, con autoridad indiscutible sobre la materia, la del profesor-profesora, y el aprendizaje se muestra sólo a ese ser que “lo sabe todo”. Supone el aprendizaje cooperativo el aprovechamiento de grandes potencialidades de aprendizaje basados en la interacción que con el modelo tradicional, se desechan.
La interacción entre el profesorado tampoco se promueve, pues se le pide fundamentalmente un dominio sobre la materia que imparte. Cuanto mayor es su especialización más se aleja del saber compartido con otras áreas y, sobre todo, de lo que es tronco común para el aprendizaje del alumnado y que es compartido por todas las personas que tienen la tarea de educar. Por otro lado, la especialización lleva a que la principal preocupación sea el contenido, “dar todo o lo relevante” no que todo el alumnado adquiera las herramientas que le permitan el acceso a él. Este planteamiento, que ha sido muy común en Secundaria, está hoy impregnando en parte etapas anteriores.
Se mantiene la idea de que trabajando por separado profesorado, familias, recursos sociales y la Administración, sobre el alumnado, éste, por su cuenta, va a tener capacidad de conjuntar las piezas del puzzle y darle una coherencia final que le va a convertir en un ciudadano apto para enfrentarse a la vida. Es un error pensar que todas las personas tienen las mismas posibilidades para encajar las piezas, y además que lo hacen prácticamente a la vez. También es un error
pensar que elaborando las piezas por separado, éstas se acoplen exactamente.
No se puede esperar que se supla la falta de cooperación, también, entre los diversos sectores que afectan a la educación del alumnado, por la capacidad espontánea de este.
El trabajo en equipo es una laguna que, en general, tienen los centros escolares. Trabajar conjuntamente no es garantía de eficacia, pero coordinando acciones es posible alcanzar objetivos que de otra manera no se podrían conseguir.
La práctica de la cooperación implica conjunción de esfuerzos, de acuerdos e interdependencia entre las personas. ¿Cómo incluir esta idea en el aula? ¿Cómo compartir lo esencial con las personas que intervienen sobre el alumnado?.
Ése debiera ser el propósito para contrarrestar las situaciones negativas antes apuntadas.
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