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El entorno sociocultural
ha de entenderse no sólo como objeto de estudio y como recurso
pedagógico, sino como contexto
social en el que vive, aprende y se
desarrolla vitalmente cada persona.
Este entorno está
constituido por personas (las familias, los vecinos, el
mismo alumnado...) con conocimientos, valores, vivencias, etc. es decir,
no son sólo “habitantes”, sino elementos activos y con valor
propio.
El espacio que nos rodea
es también un espacio de conflicto: existen una serie de
problemas, de diferentes visiones e intereses... En este sentido, los colectivos
más o menos organizados deben ser también un elemento de conexión entre
la escuela y el exterior.
Por
ejemplo, cuando
hacemos salidas para conocer la ciudad estamos “estudiando el
entorno”; si observamos un bloque de viviendas como ejemplo del
urbanismo franquista, lo estamos utilizando como recurso pedagógico”; sólo
si vamos más allá de ahí, e incluimos las experiencias de las personas
que inmigraron, por qué lo hicieron, cómo superaron sus dificultades...
y lo conectamos con las vivencias actuales del alumnado (sus “nietos”)
estaremos acercándonos considerar el entorno como contexto social. Si el
“estudio” es una parte de un proyecto de colaboración con la Asociación
de Vecinos, por ejemplo, estamos ya incluyendo el conflicto y la actuación
social, así como "actividad real", vital y social, más allá del
ejercicio.
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