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Educación
y entorno:
1. El entorno, su concepción y su relación con la escuela
La concepción de las relaciones entre la educación formal y el entorno varían desde considerar que lo ideal es que no existiesen (en la enseñanza transmisiva, puesto que las únicas influencias que admite suelen considerarse perturbadoras) hasta la opción por la imbricación crítica y mutuamente enriquecedora. Si atendemos a las actividades concretas que se realizan, nos encontramos que, cuando éstas existen, lo más habitual es considerar el entorno como un objeto de estudio, es decir, que debe conocerse (generalmente investigándolo) igual que otros contenidos escolares y también como recurso pedagógico (ir a recoger hojas cuando se estudia "el árbol" de forma general). En algunos casos, se intenta que no sea un contenido más, sino que nuclee el resto de aprendizajes, pero no se sale de su consideración como objeto, al que se "ve" desde fuera, y frecuentemente con las anteojeras que proporcionan las disciplinas académicas. Incluyendo el anterior nivel, pero dando un paso más, el entorno puede ser visto como contexto en el que vive, aprende y se desarrolla vitalmente cada niño/a y cada joven. Así, se busca también la relación entre lo que se aprende fuera y dentro de la escuela (intentando que haya un acuerdo -bidireccional- entre familia y escuela, aprovechando los aprendizajes informales, compensando las deficiencias...). Todavía sería necesario avanzar más si aceptamos que para que el alumnado y la comunidad escolar encuentren un sentido (al margen del "ascenso individual") a lo escolar, las actividades de aprendizaje deben formar parte de las actividades sociales del alumnado y del entorno (utilización de lo que se hace en la escuela fuera de ella, participación en actividades reales, integración de los objetivos escolares en objetivos sociales y culturales...). Esta necesidad viene dada al considerar a la escuela como un elemento dinámico, en interacción con la realidad social y a ésta como un conjunto de personas (con sus vivencias, problemas, etc.) y de grupos y asociaciones, que son agentes activos, más allá del hecho de ser "habitantes" de un lugar (quien trabaja en una fábrica no sólo produce mercancías, sino que ha tenido que buscar el puesto de trabajo, puede participar en acciones de tipo sindical...; un ama de casa no sólo trabaja como tal, sino que tiene una serie de estrategias vitales en su familia, está integrada en actividades sociales, es posible que tome parte en asociaciones...). Colectiva y/o individualmente, todas estas personas poseeen un conjunto de conocimientos de diferentes tipos (saberes, destrezas, técnicas...) que la escuela suele ignorar (porque parte de un desprecio inicial o de un prejuicio que supone que sólo la escuela puede enseñar). El espacio circundante es también un espacio de conflicto (el cual no tiene, a priori, una significación negativa) y en el que existen una serie de problemas, generalmente conectados con la desigualdad social o, al menos, con aspectos más generales de la sociedad. Para concluir, diremos que trabajar en el aula y en el centro dentro de esta perspectiva no es fácil ni pueden existir "técnicas" ni materiales terminados que resuelvan sus dificultades, pero también afirmamos que no abordarlo así supone limitar las posibilidades y necesidades de la educación, en su sentido más amplio. Hasta ahora, y en este apartado, hemos utilizado la palabra "entorno" en su concepción inicial y más habitual de entorno material: aquello que rodea a la escuela o al alumno/a. Un primer problema es definir "hasta dónde" puede hablarse de entorno: en realidad, más bien parece que podamos considerar una serie de círculos concéntricos alrededor del punto donde vive una persona y hablar así de cercano y lejano, aunque perdiendo este último el significado "fuerte" de entorno. Merece la pena señalar, porque no suele tenerse en cuenta dentro del enfoque de "investigación del medio", que el entorno no puede reducirse solamente al tangible, al que tiene una existencia material (naturaleza, edificios...), sino que también vivimos rodeados de una serie de valores, costumbres y realidades culturales que se hallan tanto "alrededor" como "dentro" de nosotros: el entorno sociocultural. También aquí podemos establecer un continuo desde lo más cercano (forma de vida familiar, costumbres locales...) hasta elementos presentes en espacios más amplios (cultura europea, "universal"...). Sin embargo, hoy en día (en virtud de la mundialización económica y cultural) no puede darse una explicación de lo local sin una referencia al contexto europeo e incluso mundial: hay una interacción entre factores locales y generales, aunque estos últimos tienen, a la larga o cuando se contemplan espacios amplios, mucho más poder al configurar la realidad. En lo que atañe al entorno material, el abandono de tierras agrícolas en un pueblo, por ejemplo, suele estar más determinada por la política agraria europea que por factores locales; la distancia, en todo caso, es algo relativo, cuando puede ser más rápido y factible viajar entre Madrid y Valladolid que entre dos pueblos sin carretera directa entre ellos. En cuanto al ámbito cultural, cómo no darse cuenta de que nos llegan antes las modas de EEUU que las actividades que se realizan cerca de nuestra casa. En este ámbito, por efecto principalmente de los medios de comunicación, hay que añadir además que lo lejano "entra" en nuestra propia casa: una tragedia retransmitida por la televisión moviliza más buenos sentimientos que la pobreza o los malos tratos en el bloque de pisos de al lado.
Así, no queda más remedio que diferenciar entre el entorno "objetivo", y respecto al cual podemos hablar de cercanía o lejanía en el espacio, y el "subjetivo", es decir, aquellas realidades materiales y culturales que son reconocidas como "cercanas" vitalmente por las personas, y que por tanto, establecen su identidad, sus intereses y, en parte, sus acciones. Tal como puede verse en el gráfico anterior, este contexto vital y subjetivo no necesariamente coincide con el entorno más cercano, como demasiadas veces ha tendido a pensarse: todos nos hemos sorprendido cuando, en principio, muchos/as alumnos/as no conocen ni tienen interés en conocer lo que sucede en su propia localidad. Dada nuestra realidad regional, y por el efecto de acercamiento que producen los medios de comunicación, incluso suele ser más conocido y vivido lo que proviene de la "cultura global" (aunque en realidad provenga de ciertos centros de poder) que lo que tiene que ver con Castilla y León. El ámbito de la "acción" del alumno/a se localiza necesariamente en el entorno próximo, pero no abarca la totalidad de éste: una gran parte de la realidad local e incluso microlocal queda fuera de su esfera de actuación. Muy separado de éste ámbito se halla el de los "mitos y símbolos", trascendentales para determinar un amplio abanico de intereses e identidades de la infancia y juventud actual pero, a pesar de ello, se trata de un ámbito en el que se tiende a recibir (consumir) lo que en lugares muy alejados y centralizados se ha creado (música, películas,...). Uno y otro ámbito comparten el hallarse incluidos dentro del entorno subjetivo del alumnado, pero, a partir de ahí, es deseable ampliar el ámbito de la acción hacia la parte de la realidad próxima que en principio se ignora (colaborar con asociaciones juveniles de otros barrios, por ejemplo), y también superar la pasividad del ámbito de la cultura de masas (utilizar el vídeo como instrumento de investigación y para desvelar los códigos audiovisuales) pero hay que ser conscientes de que para ello hay que proponérselo conscientemente, comenzando desde aquellas áreas que entran dentro de los intereses personales pero que permiten una ampliación crítica y enriquecedora. Sin embargo, lo anterior no es posible cuando las vivencias personales del alumno/a que éste/a siente, lógicamente, como el centro de su existencia, sólo coinciden muy parcialmente con la realidad próxima y se hallan cerca tan sólo de algunos sucesos de actualidad. La realidad mundial y regional, de la que se tiene noticia a través de los medios de comunicación (en pequeña medida en el caso de Castilla y León), es percibida como algo que no tiene nada que ver con uno/a mismo/a. Por su parte, la vivencia de lo académico no tiene casi nada que ver (al menos a partir de cierta edad) con lo personal, e incluso se ve como algo sólo en pequeña parte coincidente con la realidad alejada y nada con la cercana. Éste suele ser el punto de vista del niño/a y joven con el que trabajamos, pero viene determinado porque ésta es la concepción ideológica dominante y la que favorece la institución escolar con su academicismo y su falsa asepsia. Un primer paso para alterar la situación antes descrita es partir de una visión global que permita integrar estos aspectos, para realizar los caminos de ida y vuelta necesarios, e incluso para poder abordar problemas o aspectos que pertenezcan a la vez a diferentes ámbitos. Así, una parte muy significativa de las experiencias personales del alumnado vienen determinadas, en sus aspectos más generales, por una realidad estructural, en muchos casos de ámbito mundial: no es posible tener conflictos con los padres por la compra de determinada ropa u objetos si no se vive en un sistema económico que los ofrece masivamente. De la misma forma, es fácil ver cómo el problema del paro en una familia y en la localidad en la que vive guarda relación con factores personales y locales, pero no puede disociarse del "paro estructural" europeo y de cómo se da en un estado como es el español y en una región con determinadas características como es la de Castilla y León. Los sucesos de actualidad, imprevisibles y no formalizados por naturaleza, pueden también insertarse en este esquema explicativo: los accidentes de tráfico pueden deberse a muy diversas causas, pero pueden y deben ponerse en relación con factores generales cuando, como es el caso, se repiten habitualmente y, por otro lado, directa o indirectamente, forman parte de la experiencia personal. Tras este planteamiento de partida, es necesario abordar la programación educativa procurando que vivencia y reflexión, conocimiento y acción, no se aborden por separado: a través de proyectos de trabajo que incluyan unos aspectos y otros es posible abordar estos diferentes niveles y ámbitos de forma integrada con niños/as y jóvenes. El principio de la inserción de la escuela en el medio, no sólo significa el estudio como objeto de ese medio, sino la búsqueda de aquellos elementos significativos para la educación del alumno: actividades, conocimientos, valores, normas, modos de transmisión... que se dan en la familia, la pandilla, el barrio o pueblo. La búsqueda de la coherencia con lo que sucede en el contexto escolar será así más realizable.
2. Líneas de actuación pedagógica
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